¡Tú empujaste a mi hija a la bebida! ¡Tú la enviciaste!
Días de vino y rosas (1962), Blake Edwards.
Días de vino y rosas (1962), Blake Edwards.
Leaving Las Vegas (1995), Mike Figgis.
Días sin huella (1945), Billy Wilder.
‘El ángel ebrio’, de Akira Kurosawa (1948)
No hace falta irse a los imperios sensoriales de Oshima ni a los soñadores parisinos de Bertolucci para encontrar a un artista más desnudo que Borowczyk en Cuentos Inmorales.
‘Senderos de gloria’, de Stanley Kubrick (1957)
Los peores temores que puede tener un espectador al ir a ver una película son sufrir o sentirse incómodo. El sufrimiento nos inhibe, nos vuelve vulnerables a la realidad y, en algunos casos, consigue que nos invada la lágrima fácil.
Loncraine plantea un dilema moral a dos bandas: por un lado se exponen las virtudes de la cotidianidad, de la rutina sana, y la importancia de mantenerlos intactos, y por otro se crea un vasto retrato de la hipocresía y de los prejuicios de la gente que nos rodea.
Basada en una historia publicada por Katha Pollitt en The New Yorker sobre un profesor de autoescuela de origen hindú y una americana cincuentona recién divorciada que quiere aprender a conducir.
Lejos del mundanal ruido”, adaptación cinematográfica de la obra de Hardy, es una película formalmente clásica de significado contemporáneo.