Crítica de ‘Marte’ de Ridley Scott.
“Marte”, aun siendo infinitamente mejor que “Prometheus” en sus aspectos formales, es la pieza que corrobora que nunca más volveremos a tener al director de “Alien” y “Blade Runner”.
“Marte”, aun siendo infinitamente mejor que “Prometheus” en sus aspectos formales, es la pieza que corrobora que nunca más volveremos a tener al director de “Alien” y “Blade Runner”.
A los curas malos les quitan las plumas doradas para evitar que las usen indebidamente, les quitan el halo y les mandan a casas lejanas para redimir sus pecados hasta el fin de sus días.
Taxi Teherán es tanto la culminación de una etapa de destierro artístico como la prueba de que el espíritu de Jafar Panahi, si bien torturado por la exclusión de un régimen intolerante, sigue siendo tan vigoroso e indomable como hace años.
Jack y su hermano se adentran en Nunca Jamás a cortar el rollo a los niños perdidos y a suplicar a Peter Pan que se quede en tierra firme.
No hay insultos ni burlas explícitas hacia la Iglesia en ‘El apóstata’ sino poderosos argumentos.
Un largometraje ambicioso, conseguido, que mantiene al espectador en vilo y que además le permite recapacitar sobre la sociedad y sus carencias.
Los peores temores que puede tener un espectador al ir a ver una película son sufrir o sentirse incómodo. El sufrimiento nos inhibe, nos vuelve vulnerables a la realidad y, en algunos casos, consigue que nos invada la lágrima fácil.
Loncraine plantea un dilema moral a dos bandas: por un lado se exponen las virtudes de la cotidianidad, de la rutina sana, y la importancia de mantenerlos intactos, y por otro se crea un vasto retrato de la hipocresía y de los prejuicios de la gente que nos rodea.
Flores. Fotografías. Un ambiente luminoso y sereno. Pasado y presente. Una conversación previsiblemente efímera condenada a permanecer eternamente en la memoria, a repetirse cada día. Al principio con dolor, luego con nostalgia.
No la busquéis, es imposible encontrar un atisbo de maldad en la ópera prima de Marie Belhomme. La cineasta sustituye ese término tan feo por otro menos feo para equilibrar su película: el patetismo, ese tipo de patetismo entrañable que a todo el mundo gusta abrazar