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lores. Fotografías. Un ambiente luminoso y sereno. Pasado y presente. Una conversación previsiblemente efímera condenada a permanecer eternamente en la memoria, a repetirse cada día. Al principio con dolor, luego con nostalgia. Así comienza Lilting y así evoluciona. Sin grandes sobresaltos. Es un nudo que simplemente se deshace. La cuerda se destensa.
Una madre acaba de perder a “su único hijo”. Su único hijo es para otro hombre “su vida, su corazón”. Esto se dicen los protagonistas en el momento más emotivo de esta historia. Ambos han sido mutilados y el espectador parece tener la obligación de posicionarse reflexionando ante esta pregunta: ¿qué amor es más puro, el que nace en las entrañas o el que nace en el corazón? Esta, que parece tan profunda, es en realidad la capa más superficial de la película de Hong Khaou. Después hemos de indagar en otra más amarga, tiene que ver con el duelo. Qué dolor es más punzante, qué dolor es más legítimo… Si alguien da una respuesta rotunda a alguna de estas preguntas es porque peca de lo que en el fondo –ahí la capa más profunda- critica Khaou: la incapacidad de comunicarse. Significaría que no ha llegado a comprender bien los argumentos de alguna de las dos partes.
Antes de morir, Kai (Andrew Leung) había sido incapaz de comunicarle a su madre que era homosexual. Ella había sido incapaz de comunicarse, en general, con nadie que no fuera su hijo. Ahora vive en un asilo en el que no se relaciona con nadie… salvo con un hombre al que ha conocido allí, Alan. Solo comparte con él besos y caricias. Junn (Cheng Pei Pei) es china, lleva décadas viviendo en Londres, habla seis idiomas, pero no inglés. Richard (Ben Whishaw), incapaz de comunicarse con Junn por esa barrera lingüística y la que había construído Kai –por temor precisamente a la incomprensión-, intenta tender puentes.
Hong Khaou crea triángulos en su guión para facilitar el entendimiento entre estos personajes. Una declaración de intenciones, una crítica poética. El personaje de Richard contrata a una traductora para que Alan y Junn se comprendan y su relación pueda fluir. La traductora será también el nexo que falta entre Richard y Junn. Parece imposible mantener la comunicación cuando falta este vértice, sin embargo es cuando no se entienden cuando mejor se entienden estos personajes, cuando las palabras se pronuncian desde la honestidad, cuando se vuelven confesiones.
Es un planteamiento farragoso que sin embargo fluye porque está tejido con delicadeza, rodado y montado de forma pausada. Es una prueba más de que existe un lenguaje universal que cualquiera puede interpretar con suma paciencia, escuchando también los silencios y leyendo los gestos.
Es algo que muchos cineastas asiáticos dominan a la perfección, pero no me atrevo a afirmar que hayan sido una influencia para este director británico de origen camboyano . Por los títulos escogidos en sus dos cortometrajes, Verano y Primavera, muchos han intentado encontrar a Ozu en Lilting, otros acercándose más al cine europeo han creído ver a Rohmer. Sin embargo la textura y el tempo son diferentes a las de estos cineastas. Quizá haya algo de la poesía de Godard, poco.
El propio director ha confesado cuál es su principal influencia a nivel formal: Lone Star de John Sailes, una película que argumentalmente dista mucho de la suya pero que emplea la misma técnica para unir pasado y presente, para difuminarlo y confundirlo –sin confundir- ante los ojos del espectador. Este juego de transiciones es una constante en la película, el cineasta lo utiliza para mostrar los momentos más íntimos de Kai y Richard, los menos trascendentales pero los más dulces, los que en realidad dejan huella. Y es también este juego el que impregna de melancolía esta historia que intenta desarmar la Torre de Babel con diálogos en inglés y mandarín que hacen referencia a sentimientos comunes, al mismo dolor. Compartir esos sentimientos, entender el mismo dolor, sea en el idioma que sea, es lo que ayuda a deshacer el nudo, a destensar la cuerda.
· Año: 2014
· Duración: 86 min
· País: Reino Unido
· Director: Hong Khaou
· Guión: Hong Khaou
· Fotografía: Urszula Pontikos
· Reparto: Ben Whishaw, Pei-Pei Cheng, Andrew Leung, Peter Bowles, Naomi Christie, Morven Christie