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Cinco películas antinazis rodadas en plena guerra

 

E

s un tema recurrente que se utiliza para dar lecciones históricas o lecciones morales, pero cuando se rodaron las películas que hemos escogido para iluminaros esta semana, la guerra era una realidad, el cine en los años 40 era un arma más para fomentar el patriotismo y el odio al prójimo. Para justificarse. Sin embargo los cineastas que hemos elegido utilizaron su arma para hacer una crítica social, un retrato fiel, y para promover unos valores universales que bien habrían servido tanto a un bando como a otro. Es verdad, no nos podemos engañar, que todas ellas también buscan de una manera u otra una justificación, quizá no tanto para atacar, sino para hacer justicia.

Los cinco directores seleccionados utilizaron las herramientas de Hollywood para ofrecer un punto de vista diferente sobre la situación que se vivía en el mundo, ninguno de ellos era estadounidense, por eso sus películas son más valientes, más honestas y más equilibradas. Ninguno pretende ponerse una medalla. Su intención era hacer ver a los americanos la ruina en la que se había convertido Europa. Para hacerlo, todos ellos apelan a la palabra, al discurso. En cada una de estas películas, todas diferentes aunque apelen a lo mismo, hay al menos un momento épico que produce frustración, ira, desasosiego. Es una manera de despertar las conciencias sin avivar el orgullo -estilo Hollywood-, manteniendo la humildad.

El gran dictador, Charlie Chaplin (1940)

«Pensamos demasiado y sentimos muy poco»

Los verdugos también muerenFritz Lang (1943)

«Me recordarás no porque fuera tu padre, sino porque di la vida en esta gran batalla»

Ser o no serErnst Lubitsch (1942)

«Si nos pincháis, ¿no sangramos? Si nos hacéis cosquillas, ¿no nos reímos?»

Esta tierra es míaJean Renoir (1943)

«Por comodidad no protesté porque se mutilara la verdad en nuestros libros de texto»

Enviado especialAlfred Hitchcock (1940)

«Cuando las bestias se hayan devorado unas a otras el mundo será de la gente insignificante»

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