– ¡Cómo ha llegado aquí!
– Nací aquí
– ¿Y qué le ha hecho decidir morir aquí?
– Él
– ¿Qué quiere del Führer?
– ¿Qué quiere él de mí? ¿Qué quiere él de Polonia? ¿Por qué nos ataca? ¿Por qué? ¿No somos humanos? ¿Es que no tenemos ojos, manos, órganos, sentidos, proporciones, afectos, pasiones? ¿No nos nutre la misma comida, nos hieren las mismas armas, sujetos a las mismas enfermedades? ¿Curados con los mismos remedios, calentados y enfriados por el mismo verano e invierno? Si nos pincháis, ¿no sangramos? Si nos hacéis cosquillas, ¿no nos reímos? Si nos envenenáis, ¿no nos morimos? Y si nos ofendéis, ¿acaso no nos vengaremos?
Ser o no ser, Ernst Lubitsch (1942)
En Ser o no ser los secundarios, en la película y en su propia obra, son imprescindibles. Los personajes de Bronski (Tom Dugan) y Greenberg (Felix Bressart) son la esencia, los protagonistas de los momentos más significativos… Sirva de ejemplo esta secuencia: Bronski disfrazado de Hitler y Greenberg recitando por fin el texto de Shylock en El Mercader de Venecia ante un puñado de nazis.
Nuestro querido Ernst Lubitsch, gran experto en esquivar la censura, tomó prestada la prosa de Shakespeare para expresar su opinión sobre la ocupación, y de paso le añadió un poquito de humor. Algunos no le encontraron la gracia. Por lo visto Ser o no ser tenía algún que otro chiste de mal gusto. Utilizó el humor como arma defensiva, pero se tornó en ofensiva para cierta clase de público. La crítica estaba sensible y poco receptiva a la ironía en 1942. Pero Lubitsch defendió su película con uñas y dientes:
«Me pareció que la única manera de que la gente oyera hablar de los sufrimientos de Polonia era hacer una comedia. El público sentiría compasión y admiración por las personas que todavía eran capaces de reír en medio de la tragedia (…) No ha sido filmada ninguna cámara de tortura, ninguna paliza, ni primeros planos de nazis usando látigos y regodeándose en ello. Mis nazis son distintos: hace tiempo que han superado ese estadio. La brutalidad, las palizas y la tortura se han convertido en una rutina diaria para ellos. Hablan de ello de la misma manera en que un vendedor comentaría la venta de un bolso.»
No fue fácil el pistoletazo de salida de esta película. Poco antes de estrenarse Carole Lombard -divertidísima en el papel de María Tura-, falleció en un accidente de avión -lo que por cierto obligó a prescindir de una desafortunda frase del guión-, y antes Lubitsch había sido ‘ligeramente presionado’ por sus propios amigos para mutilar parte de los diálogos. Si lo hubiera hecho hoy no nos referiríamos de Ser o no ser como una de las mejores comedias de la historia del cine.
1 Comentario