Crítica de ‘Tarde para la ira’, de Raúl Arévalo
Tarde para la ira, pero también para el cine puro, desnudo, sin miedo a nada, con ganas de mostrarte rabia, gente de barrio, y sobre todo calle, mucha calle
Tarde para la ira, pero también para el cine puro, desnudo, sin miedo a nada, con ganas de mostrarte rabia, gente de barrio, y sobre todo calle, mucha calle