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Cinco alternativas eróticas españolas a Cincuenta sombras de Grey

 

Solo nos han mostrado un pequeño aperitivo de lo que está por llegar, un par de trailers para poner los dientes largos, nada más. Y solo con eso han conseguido que, sin ir más lejos, en España, haya despuntado la venta anticipada. ¡Milagro! Quizá en Hollywood llamen erotismo a cualquier cosa. Quizá estén creando demasiadas expectativas, quizá a más de uno decepcione. Quizá no sea lo que el público espera –al menos aquí-. Quizá sea un fracaso. Demasiados quizás, demasiadas suposiciones.

No soy defensora de Cincuenta sombras de Grey, pero considero de partida un triunfo y algo tremendamente positivo que la película haya generado tantísima expectación. Significa que los tabús se diluyen incluso en los mundos de Yupi, significa que el erotismo deja de ser algo ‘sucio’ y se comprende como algo no solo excitante, también como natural y necesario. Esta historia tiene perspectiva de mujer y guiña el ojo al público femenino. Así que significa también que las mujeres han admitido su sexualidad y han dejado de reprimirse. ¡Han gritado a los cuatro vientos que se han puesto cachondas con un tipo como Christian Grey! Pero aún así me mantengo escéptica con esta película, temo que pueda ser una auténtica pastelada que no explote el tema como se merece y que incluso deje a su público sin su merecido calentón. Eso está feo. Ojalá esté equivocada, ojalá esté a la altura de una película erótica a la española, ojalá esté a la altura de una de Médem o Bigas Luna

Los señalo a ellos porque los considero auténticos maestros del erotismo –a nivel nacional e internacional-, porque sus imágenes atrapan de verdad, hacen sentir –entiéndase a lo que me refiero-, hacen gozar… incluso enamoran –sí-. La sexualidad de sus películas no es gratuita porque se incluye como parte de la vida. Entienden que el sexo es parte del camino y no algo simplemente morboso u obsceno. Obscenas son otras cosas que nada tienen que ver con la desnudez humana ni con ‘la máxima expresión del amor’. El caso es que ante la imposibilidad de ver Cincuenta sombras de Grey antes de su estreno –la prensa española se ha quedado con las ganas-, he tenido que imaginar lo que me gustaría ver en ella. Instintiva e irremediablemente he pensado en algunas de las películas de estos dos directores y de otros tantos españoles que han sabido explotar y explorar la sexualidad desde, importante, el punto de vista de un personaje femenino. Voy a destacar cinco para ver antes o después del que está previsto sea el fenómeno del año… no para comparar, sino para ampliar horizontes y dejar a la imaginación actuar sin ponerle límites tontos.

Las edades de Lulú de Bigas Luna

Las edades de Lulú

Todas las películas de Bigas Luna tienen un alto contenido sexual, pero es ésta la que mejor se mete en la mente sobreexcitada de una fémina. Lulú (Francesca Neri) se obsesiona con un hombre como lo hace Anastasia Steele y descubre el sexo de una forma ‘peculiar’ como lo hace ella. He de admitir que la primera vez que vi esta película no estaba muy receptiva, quise apartar los ojos en más de una ocasión, pero al final acabé con la mirada pegada a cada uno de sus fotogramas, desde el primero hasta el último.

Habitación en Roma de Julio Médem

Habitacion en Roma

Antes de que alguien ponga el grito en el cielo por elegir ésta película de Médem y no a Lucía y el sexo, me defiendo: Lucía y el sexo me pilló personalmente en plena efervescencia –¡tenía 15, qué os voy a contar!-, su banda sonora me acompañó después en los momentos más íntimos. Esta película puede usarse como un buen manual de instrucciones para negados, pero no la incluyo entre mis cinco elegidas porque Lucía (Paz Vega) no descubre el sexo en el film, simplemente lo disfruta. Lucía va ya varios pasos por delante. Algo que de lo que no puede presumir Natasha (Yarovenko), la rusita de Habitación en Roma. Natasha redescubre el sexo junto a una mujer experimentada (Elena Anaya) y lo disfruta como nunca antes lo había hecho, se atreve a hacer lo que nunca antes había hecho.

La pasión turca de Vicente Aranda

La pasión turca

La de Ana Belén en esta película es una de las interpretaciones que más me han marcado en la vida, quizá porque la vi también a una edad demasiado temprana -mucho antes de la efervescencia-. Muchos pensarán que su personaje, el de Desideria, también va como el de Lucía varios pasos por delante… Pero no. Desideria experimenta a los treinta algo muy diferente a lo que su cuerpo estaba acostumbrado –nunca es tarde amigas-, tanto que deja su vida atrás y trata de comenzar una nueva con el sexo como pilar fundamental.

¡Átame! de Pedro Almodóvar

Atame

Mi querido Pedro es, como Bigas Luna y Julio Médem, experto en erotismo, pero sus formas son muy diferentes, más gamberras. Además a Pedro hay que aplaudirle y reconocerle otra cátedra que Luna y Médem no explotan tantísimo: la de universo femenino. Destaco esta película porque me parece un tira y afloja maravilloso, porque el personaje de Marina (Victoria Abril), a pesar de ser experta en la materia –la experiencia que da interpretar a una ‘actriz porno’-, se atreve a buscar cosas diferentes, a experimentar con ellas. Y porque, aunque sea esta historia un tanto rocambolesca y exponga una visión sensual del síndrome de Estocolmo que los puritanos no dudan en censurar, es muy excitante ver como Marina al final simplemente se deja llevar. Simplemente goza. Esta película guarda la más sincera escena de cama que he visto nunca.

Diario de una ninfómana de Christian Molina

Diario de una ninfomana

De todas las nombradas he de confesar que esta es la que menos me apasiona, pero también ofrece una visión interesante de la sexualidad femenina. A ratos fuerza el dramatismo y a ratos puede parecer un insulto a las mujeres curiosas que gastan buen apetito sexual como es el caso de Val (Belén Fabra), cuando lo bonito es reivindicar la libertad sin juzgar o sin pretender dar una lección moral. Pero es en cualquier caso una película sensual, menos magnética, emocionante y excitante de lo que debiera, pero sensual.

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