Así describió el Madison Journal a un niño prodigio llamado Orson Welles. No es para menos… con tres añitos debutó en el teatro, concretamente en la ópera de Chicago, y a los diez ya había adaptado, interpretado y dirigido varias obras. Lo más inquietante de todo es que fue contando por ahí que con dos años obligó a su madre a leerle los dramas de Shakespeare. Sea cierto o no esto último, lo que nadie pone en duda es que Orson apuntaba maneras desde pequeño.
Hoy se cumplen cien años de su nacimiento por eso hemos querido hacer un guiño a sus prematuros inicios artísticos, pero la recomendación de hoy está, como no podía ser de otra forma, relacionada con sus inicios en el cine. Orson Welles dirige su primer largometraje en 1934, el título, The Hearts of Age, la temática… sabe Dios. Lo único que podemos deducir de su primera obra cinematográfica es que empezó como todo buen cineasta: experimentando y disfrutando con sus colegas de las múltiples posibilidades del séptimo arte sin perder de vista las vanguardias imperantes en la época. Así es como se aprende a hacer cine…
The Hearts of Age, de Orson Welles