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a periodista y directora Laura Poitras inició en 2006 una serie de documentales que arremetían contra ciertas prácticas controvertidas llevadas a cabo por el gobierno norteamericano tras los atentados de las Torres Gemelas. Comenzó en 2006 con My Country, My Country, que cargaba directamente contra la política exterior del Presidente Bush en la Guerra de Irak, y continuó en 2010 con The Oath, donde Poitras entrevistaba al antiguo guardaespaldas de Osama Bin Laden y a un ex prisionero del campo de detención de Guantánamo. La culminación de esta “trilogía post 11S” viene de la mano de Citizenfour, un thriller documental sobre las entrevistas secretas que realizaron la directora y Edward Snowden junto a los periodistas Glenn Greenwald y Ewen MacAskill. En la pasada gala de los Premios de la Academia se llevó el Óscar a Mejor Largometraje Documental.
Todo comienza cuando Poitras recibe un correo electrónico en 2013. En él, un misterioso remitente que se hace llamar CITIZENFOUR asegura tener pruebas sobre las prácticas de vigilancia ilegales llevadas a cabo por la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) tanto en territorio norteamericano como extranjero. Tras un aluvión de mensajes encriptados por parte de ambos, Poitras consigue una entrevista en Hong Kong con su fuente. El informador resulta ser Edward Snowden, un ex empleado de la CIA y antiguo miembro de la NSA. Poitras convence a Snowden para grabar sus entrevistas. Glenn Greenwald, del diario The Washington Post, y Ewen MacAskill, del británico The Guardian, acompañan a la directora a los encuentros. Ellos hacen las preguntas y Snowden proporciona los datos. El ex miembro de la CIA pone en mano de los periodistas documentos clasificados como alto secreto por el gobierno estadounidense, en los que se reúne información sobre los programas PRISM y XKeyscore, dos proyectos de vigilancia promovidos por la NSA.
¿Pero qué son el PRISM y el XKeyscore? El primero es un programa que permite a la NSA acceder a la base de datos de algunas de las firmas más importantes de Internet, como Microsoft, Facebook, Google, YouTube o Apple. De esta manera se consigue información de primera mano sobre los historiales de búsquedas y el envío de archivos entre usuarios. Por otro lado, el programa XKeyscore reúne grandes cantidades de información extraídas de la mensajería instantánea (como el chat de Facebook), búsquedas en Internet y el envío de correos electrónicos personales. Posteriormente esta información es analizada en profundidad por la NSA sin necesidad de una orden judicial. Estos programas fueron aprobados en el Protect America Act de 2007, firmado en el mandato de George W. Bush. La ley daba validez legal a la intercepción de comunicaciones extranjeras que pasaban por Estados Unidos, según informó en 2013 The Washington Post. Además, se sostiene que algunos jefes de Estado del panorama político internacional – entre ellos la canciller alemana Angela Merkel – fueron espiados por la NSA.
Citizenfour relata en clave de documental los encuentros entre Greenwald, MacAskill y Snowden (la directora interviene pero nunca aparece) y los entremezcla con entrevistas a numerosos expertos en Seguridad Nacional y otras personalidades del mundo de la política norteamericana. Es un documental eficaz, que va directo al grano y que no se anda con subterfugios a la hora de condenar a aquellos implicados en la violación de los derechos de privacidad de los usuarios. Asimismo, pone de manifiesto una situación preocupante: el conocimiento de las grandes multinacionales y del propio Pentágono de estas prácticas, teóricamente ilegales y contrarias a los derechos de la población. Citizenfour recuerda, como ya lo hizo el documental de la BBC La revolución virtual, los peligros a los que estamos expuestos todos aquellos que formamos parte de la red. Desde un teléfono, un ordenador o un fax cualquiera puede acceder a nuestros datos personales y hacer un seguimiento de nuestros movimientos. En la red la privacidad no existe: toda marca que dejemos en ella se quedará de manera temporal.
El documental de Poitras es eficaz en dos sentidos: por un lado hace pensar sobre lo vulnerables que somos una vez que nuestros terminales están conectados a la red global; por otro, acerca al público a una de las figuras más enigmáticas de los últimos años: Edward Snowden, un joven que se muestra tranquilo ante la avalancha mediática que se le viene encima. Sin ánimo de entrar en valoraciones sobre si este destape de información es más o menos acertado, su veracidad resulta escalofriante. Aunque no brille por sus logros narrativos, su contenido es crucial para entender el mundo al que nos enfrentamos como sociedad globalizada. Además, es un ejercicio de investigación periodística sobresaliente, por lo que su validez e importancia quedan consolidadas.
