Crítica de ‘El club’, de Pablo Larraín
A los curas malos les quitan las plumas doradas para evitar que las usen indebidamente, les quitan el halo y les mandan a casas lejanas para redimir sus pecados hasta el fin de sus días.
A los curas malos les quitan las plumas doradas para evitar que las usen indebidamente, les quitan el halo y les mandan a casas lejanas para redimir sus pecados hasta el fin de sus días.