Crítica de ‘The imitation game’, de Morten Tyldum
L laman más la atención las reprimendas que ha recibido Morten Tyldum por su retrato de Alan Turing –dirigidas en realidad hacia Graham Moore por atreverse a dar forma de guión a la biografía escrita por el matemático Andrew Hodges: Alan Turing: The Enigma-, que el retrato en sí mismo. Las críticas no se han centrado en un estilo descuidado, en una interpretación penosa o en un guión mal llevado, sino en una historia incoherente con la realidad, repleta de inexactitudes, de personajes que aunque existieron, no existieron como existen en esta película, etc… Como si alguna biopic hubiera sido fiel en ese sentido. Es cierto que uno agradece saber que lo que va a ver tras una frase introductoria que reza eso de “basado en hechos reales” no es del todo real -nunca lo es-, pero es algo que el público que sabe distinguir entre ficción y documental asume desde el primer momento. Por lo que dicen sus groupies, Alan Turing no fue ningún monstruo sin corazón, frío, desagradable, inhumano, sino todo lo …