El cine por el cine, más cine por favor
L
a noche americana, una obra maestra del cine sobre el cine. Era el año 1973 y uno de los directores más carismáticos de la historia quiso hacer una película sobre lo que más amaba: el cine. El título del film ya nos dice mucho: la noche americana es una técnica cinematográfica que consiste en rodar de día pero con unos filtros que hacen que parezca de noche. Es ese efecto cinematográfico que nos muestra las noches azules tantas veces vistas en el cine.
François Truffaut, el director francés que había revolucionado el cine siendo uno de los principales impulsores de la Nouvelle Vague. En su filmografía se encuentran películas como los Cuatrocientos Golpes, El último metro, obras con mayúsculas del cine, cine de autor. Pero Truffaut también reconoció a los grandes de la cinematografía estadounidense, su entrevista con el Alfred Hitchcock reverenció la maestría de su forma de hacer cine y sirvió de reconciliación entre el cine de autor europeo y el más comercial norteamericano. En Encuentros en la tercera fase de Steven Spielberg, Françoise Truffaut se puso a las órdenes del director estadounidense interpretando un papel, mostrando así su respeto a una industria muy diferente a la que le había visto nacer como cineasta.
Todo cineasta siente un cariño especial por La noche americana, es una película de obligado visionado en cualquier escuela de cine pues muestra un rodaje de una manera fiel y los dilemas del director, una persona que debe saber responder a todas las preguntas aunque no conozca las respuestas. Françoise Truffaut no sólo dirigió, protagonizó el film haciendo de un director con problemas de oído, en tal vez un homenaje a Luis Buñuel que padecía sordera, aunque este dato es una mera especulación de un servidor.
En este film que deben ver -recibió el Óscar a la mejor película de habla no inglesa en 1974-, descubrirán particularidades del cine muy comunes en los rodajes. Los problemas de raccord (continuidad entre planos), las historias de amor que surgen entre los miembros del equipo técnico, las inseguridades de los actores, los problemas de presupuesto, los imponderables, o lo que es un wildtrack.
La película rebosa cariño por el séptimo arte, se puede apreciar en los diálogos. «Yo dejaría a un hombre por una película, pero jamás dejaría una película por un hombre». También en los libros que recibe el director y que él mismo se encarga de mostrar (Hitchcock, Dreyer, Rossellini) El nombre de la calle del decorado: Jean Vigo… Son sólo pequeñas muestras de la cinefilia de Truffaut que se confunde con el personaje de director de la película obsesionado con el robo de los afiches de Ciudadano Kane cuando era un niño.
El espectador es un miembro más del equipo técnico de esta película y evidencia una gran realidad del cine de entonces y del actual cuando dos de los personajes de la cinta se despiden al finalizar el rodaje con la frase: “ya nos veremos en la cola del paro”.
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