Bailar en la oscuridad, Lars von Trier (2000)
Lars von Trier tiene un poder un tanto macabro… el de generar agobio, el de conseguir que en ciertos momentos se te entrecorte la respiración y sufras algún mareo leve, el de llegar a tus entrañas sin que te des cuenta. Es un poder que le viene al pelo para rodar este tipo de secuencias, porque el resultado es más efectivo.
Tan efectivo fue que Bailar en la oscuridad se alzó con la Palma de Oro en Cannes y Björk se llevó el premio a la mejor actriz.