“Animo a todo el que tenga acceso a grandes bibliotecas a que tengan la curiosidad de ver lo que tienen en las estanterías más altas”
Cuando uno juega al ajedrez simplemente se concentra en no perder, como en cualquier juego. No se plantea cuántas personas ni a lo largo de cuántos siglos se han sentado frente a frente con un tablero así entre medias. Tampoco se plantean si las normas siempre han sido las mismas, si siempre ha existido una figura tan fundamental como la de la Reina, ni quién se la sacó de la manga… ¿A que ahora sí os pica la curiosidad? Agustí Mezquida tenía esa intriga desde hace años y ha dado respuesta a esas y otras tantas preguntas en La Dama del Ajedrez, un documental que se puede ver en la Cineteca de Madrid durante este fin de semana.
El viaje de Mezquida no se centra solo en el origen de esa reina que al principio no era reina -ni siquiera princesa-, sino que también sigue la pista a un libro escrito por un erudito valenciano, Francesch Vicent, considerado el primer tratado del ajedrez moderno, el Santo Grial de este documental, un libro del que se ha perdido la pista por completo… El cineasta valenciano ha hecho un profundo trabajo antropológico y casi arqueológico desempolvando libros que es una gozada observar y descubriendo una historia a través de multitud de expertos que es interesante escuchar no sólo para los amantes de este juego milenario. Farrucini ha tenido la suerte de poder escuchar también a su director.
Comenzamos charlando con Agustí Mezquida de ajedrez, como no podía ser de otra forma, de su historia, pero terminamos hablando de otros proyectos, de pasado, presente y futuro. Del pasado, presente y futuro digital de la cultura, en particular de los libros y del cine.
Farrucini: ¿De dónde viene tantísima pasión por el ajedrez?
Agustí Mezquida: Yo soy aficionado al ajedrez, de joven he jugado mucho en los internados donde me ha tocado pasar buena parte de mi juventud y adolescencia, y luego siendo universitario también jugaba a diario al ajedrez… realmente el ajedrez me ha acompañado siempre, pero en realidad soy un simple aficionado, no me puedo llamar experto. A lo que también estoy aficionado, y en esta película coinciden ambas cosas, es a la historia. Soy un apasionado de la historia, de la novela histórica y de los libros de historia, por lo tanto aquí confluían dos pasiones: la historia y el ajedrez. La chispa se encendió cuando cayó en mis manos un libro de Jose Antonio Garzón, un investigador de los más reconocidos en España y en el mundo, valenciano… Al caer en mis manos un libro suyo que descubrí en 2005 quedé absolutamente embriagado por la historia que explicaba junto con muchos aspectos técnicos del tema, -evidentemente yo con lo que me quedé embrujado fue con la parte histórica-, la vida de este personaje Francesch Vicent que exprimió el primer tratado, etc. A partir de ahí, fue una lucha, desde el 2005 hablo, ¡fíjate! Una lucha contracorriente, porque el género documental histórico pues no vive su mejor momento y es difícil financiarlo con las fuentes habituales… pero hemos llegado hasta aquí .
F: Es verdad que el género documental al público le da miedo ir al cine a verlo… ¿Cómo convencerles para que lo hagan?
AM: Bueno, yo creo que en estos momentos todos los géneros tienen su público. El documental también lo tiene, si bien es cierto que hay varios aspectos que hacen que la gente vea menos documentales en la ventana del cine. Hay otras ventanas en las que sí se ve documental, fundamentalmente en televisión, pero a los que les gusta el género lo buscan también a través de otras ventanas: de YouTube u otros canales alternativos, pero especialmente a través de Internet, en streaming en plataformas como Filmin u otras que tienen muy buenos documentales. Así, que no es que esté en decadencia el documental. Sí que es verdad que el documental histórico, dentro del género, es el que en estos momentos vive su momento más difícil porque las televisiones públicas especialmente –porque las privadas tienen una libertad que es menos exigible y porque están en lucha por la audiencia-, pero en el caso de las públicas se supone que deberían tener una sensibilidad hacia este género, y así lo hacen muchas efectivamente… pero… Pero el documental está aquí y está para quedarse. Seguiremos luchando.
«Lo primero que grabaron los hermanos Lumière fue una realidad: La salida de la fábrica, La llegada del tren…»
F: De hecho no solo es que esté para quedarse, es que fue el primero en llegar. Antes de existir la ficción existió el documental.
AM: Claro, es lo primero que se grabó, una realidad. Lo primero que grabaron los hermanos Lumière fue una realidad: La salida de la fábrica, La llegada del tren… En fin. Todos conocemos esas imágenes y están grabadas en nuestra retina, efectivamente. La ficción tiene unas cualidades y el documental tiene otras. La historia que yo explico también se puede novelar y se puede llevar a la ficción, por lo tanto todo es objeto de o bien de ser ficcionado o bien de poderse documentar a través de una realidad, aunque el documental también tiene siempre una parte de ficción porque lo que haces es explicar las cosas en un orden, con un énfasis y con un tono, un lenguaje con el que pretendes que el arco narrativo y el interés se mantenga, por lo tanto no entras en el campo de la ficción, pero… hoy en día hay mucho producto híbrido entre el documental y ficción. Yo me he limitado a dramatizar dos momentos históricos: la primera partida de una dama y el primer jaque mate de una dama a un rey que está descrito en el primer documento en el que sale la dama que es Scachs d’Amor, una poesía del siglo XV.
F: ¿Te has planteado entonces hacer una ficción completa de tu documental?
AM: En estos momentos es prematuro pensar en otra cosa porque lo que cuesta llegar hasta aquí… te puedes imaginar, reemprender el camino en otra dirección con el mismo tema no es fácil. Yo creo que el paso previo, y es una invitación que lanzo en general, es que alguien con perfil de novelista haga a partir de lo que se puede ver en la película una ficción, porque este documental tiene muchas capas: habla de la historia del ajedrez fundamentalmente, pero también tiene un poco el concepto este de ‘en busca del Santo Grial’, que es el libro de Francesch Vicent, que ha desaparecido, no lo tenemos físicamente, aunque queda perfectamente registrado y hay constancia de que existió, que es el primer tratado el ajedrez moderno. Está también todo el contexto histórico de finales del siglo XV con la expulsión de los judíos, con el drama que esto supuso, con la pérdida de talento, de valor… en fin, fue dramático. De hecho, el siglo XV en Valencia se ha venido a denominar el Siglo de Oro Valenciano, fundamente, o al menos como expresión cultural, por la literatura. La justificación fue que hubo una proliferación literaria que no hubo en otros sitios y además la hubo en lengua propia, en valenciano, o en catalán. Con todos estos elementos sí que hay materia prima suficientemente atractiva, pienso yo, aunque sea subjetivo, para hacer una novela.
F: Y además la vida de Vicent es de por sí llamativa…
AM: Sí, vivió un periplo el hombre… Alguien cogerá el testigo y hará una novela y a partir de una novela ya tienes los elementos para hacer una ficción.
F: Llevas muchísimos años vinculado al mundo del cine, pero te estrenas ahora como director, ¿cuáles son las expectativas en ese sentido?
AM: Bueno… yo soy un entusiasta (risas). Quiero decir, llevo una etiqueta colgada detrás en la que pone: ‘soy un entusiasta’.
F: ¡Los entusiastas hacen mucha falta!
AM: (Risas) En este sentido mi trabajo fundamental y en el cual yo disfruto muchísimo, porque lo entiendo como un trabajo creativo también y no solo financiero, es el perfil del productor, que quiero ahora y aquí reivindicar porque su papel no está considerado y más bien en muchas ocasiones está denostado…
F: Sin productor o sin alguien que asuma ese papel.. ¡no hay película!
«La labor del productor se apoya en tres patas: identificar las oportunidades, construir un equipo y conseguir los recursos económicos para llevarlo a cabo»
AM: Bueno, podríamos decir que eso es cierto, pero la justificación y la razón de ser de un productor va mucho más allá de acabar teniendo una película, va en la capacidad de ser un scout que va identificando historias que se pueden contar en diferentes formatos audiovisuales y no solo eso, sino en acompañar el proceso creativo en la medida en que se configure una propuesta que tenga viabilidad; todo ese viaje es una labor muy importante que o asume el productor o no lo asume nadie. Luego otra labor fundamental también –ya ves que dejo para el final el tema económico-financiero-, es la de constituir un equipo que sea capaz de compartir una visión y un proyecto. Esas son las tres patas en las que se apoya esta labor del productor: identificar las oportunidades, construir un equipo y conseguir los recursos económicos y financieros para llevarlo a cabo. Evidentemente eso no acaba aquí, el productor una vez tiene una película entra en otro rol que es intentar que llegue al máximo público posible, por tierra, mar y aire… con todas las posibilidades que el mercado nos ofrece y más hoy con la posibilidad de hacer productos que estén disponibles simultáneamente en todo el mundo. Esa es, digamos, la cuarta pata cuya naturaleza aparece cuando ya todo lo demás se ha construido. En todas esas facetas yo disfruto como un enano, me lo paso muy bien y me gustan. ¿Dirigir? Bueno, es algo que no lo tengo como una opción o una alternativa a lo que ya hago, ni como una opción permanente a la cual me quiera dedicar, en todo caso en el ámbito del documental y con un cierto anclaje con el tema histórico, que como he dicho es mi pasión, me gusta, no lo descarto. De hecho ya tengo otro proyecto en curso en el que también, si sale adelante, me pondré al frente y lo dirigiré. Pero tampoco pienso mucho más allá, no sé si eso tendrá continuidad o no.
F: Entonces, ¿vas a dejar de buscar el ‘Santo Grial del ajedrez’ para buscar otras cosas?
AM: El Santo Grial es evidente que yo no lo voy a continuar buscando (risas). Ya le he dedicado mucho tiempo, pero en cualquier caso animo a todo el mundo que tenga acceso a grandes bibliotecas a que tengan la curiosidad de ver lo que tienen en las estanterías más altas, en las más oscuras, o en los rincones menos frecuentados para que, ojalá, ojalá, ese libro salga a la luz. Dotaría, no al documental pero sí a esta historia que explica el documental, de otra dimensión. Si realmente cayera en nuestras manos este libro sería una noticia que daría la vuelta al mundo. Estamos hablando del juego más universal de la historia de la humanidad.
F: Dices que te atrapa el trasfondo histórico, para este te has centrado en el del ajedrez, pero, ¿y para el siguiente? ¿Dónde te gustaría profundizar?
AM: No sé si lo puedo decir (risas). Yo estoy ahora buscando la financiación de una historia que ya tengo escrita y un proyecto ya muy cerrado, estamos ya a la espera de cerrar poco a poco la financiación. Tener ese primer peldaño es lo más difícil, pero los siguientes, comprobar que alguien ha creído en ello e incorporarse al viaje es más fácil. A partir de aquí confío en que lo podamos hacer. La historia es también apasionante, también nace en el siglo XV y también nace en Valencia. Y… aunque no lo sea, porque no lo es, desde un punto de vista personal es como una especie de spin off de este documental. En este documental quedé también muy enganchado con el mundo de los libros, porque hemos visitado bibliotecas maravillosas y hemos tenido en las manos libros únicos. ¡Ejemplares únicos en el mundo, incunables! Algunos del siglo XVI, ya no incunables, pero sí extraordinarios. Aquí también hay una magia, una energía que a mí personalmente me incentivó a plantearme un proyecto heredero de esa experiencia que fuera poner en evidencia lo que ha sido, lo que es y lo que será el libro. El libro nace en el siglo XV, fue una revolución a un ritmo distinto al de por ejemplo Internet, y en particular al de las redes sociales -lo digo así porque desde el siglo XV que empieza la imprenta con Gutenberg convive el libro impreso con el manuscrito durante un siglo y medio-; entonces la pregunta que yo me hago es: desde que ha empezado el eBook y los dispositivos de lectura digitales, el almacenamiento de libros en pequeños chips, la digitalización masiva que se está haciendo de todas las bibliotecas del mundo, nuestro estilo de vida que cada vez es en casas más pequeñas, con menos espacio, etc. ¿cuánto va a durar tal y como lo conocemos? Hablo no del contenido del libro, sino del formato. Eso me da pie a, haciendo un flash back y empezando en el siglo XV con un repaso de la historia del libro, intentar responder a esa pregunta: y después del libro, ¿qué?
F: Es una pregunta que los cinéfilos se hacen con respecto a las películas, al soporte… Kodak lucha ahora por mantener el formato físico y ha firmado un acuerdo con algunas majors para no perderlo, ¿crees que merece la pena?
«Lo que le está ocurriendo al vinilo le puede acabar ocurriendo a la película analógica»
AM: Creo que el digital ha llegado para quedarse y que la filmación analógica seguirá parcialmente en un mundo más reducido, más singular, más experimental si me apuras, aunque es absurdo decirlo así porque ya está todo experimentado (risas). Es como el vinilo, yo me temo que lo que le está ocurriendo al vinilo le puede acabar ocurriendo a la película; así como el casete desapareció, los cartuchos de ocho pistas -y esto es evidente que es muy difícil que se recupere-, el vinilo sigue teniendo una textura, crea una atmósfera, un ritual que en el ámbito del cine analógico pues, por qué no, yo creo que también puede sobrevivir, pero sin duda con un carácter más reducido, no quiero llamarlo marginal porque es una palabra que no la aplicaría correctamente, pero sí en un ámbito más reducido. El digital lógicamente irá mejorando. No me puedo imaginar cómo será en 50 años rodar en digital. ¡Imagínate qué puede ser! Podemos estar a lo mejor grabando sin cámaras, simplemente con retinas virtuales. Ya hoy en día existen tantas cosas… como que el iphone está en la muñeca y se proyecta en la piel y escribes y ves las imágenes en tu propia muñeca, o te pones unas gafas y ves hiperrealidades.
F: ¿No te parece inquietante pensar que toda la cultura, libros, música, cine, esté en un soporte digital? ¿ Y si un día se viene todo abajo?
AM: Sí… No tanto por este aspecto, sino más bien por otras connotaciones que tiene el hecho de digitalizar o de la lectura digital en este caso. Hay algunos intelectuales como George Steiner o Umberto Eco –a quienes espero tener la oportunidad de entrevistar para mi próximo proyecto-, que tienen un debate intelectual sobre cómo nos cambia la percepción de la lectura del libro físico al digital. Una de las reflexiones que desarrollan de alguna manera es el triunfo de las matemáticas y del mundo de las ciencias sobre el humanismo y las ciencias sociales. Hay ahí un trasvase de poder o de contexto que a ellos les preocupa. A mí me gustaría entrevistarles precisamente por saber más y profundizar en estas reflexiones, porque es evidente que no será lo mismo, no tendremos la misma experiencia, no será el mismo ritual. ¿En qué cambiará? No lo sé. Pero habrá cosas que nos dejaremos por el camino. También la humanidad se dejó cosas por el camino en el cambio de la tableta de arcilla al papiro, y del papiro al manuscrito, y del manuscrito al libro impreso… En cada salto que da la humanidad hay cosas que se pierden y otras que se ganan. Las bibliotecas, el depósito natural de la cultura, del saber, de los libros, han sido convertidas en mediatecas por necesidad, porque cada vez hay más contenidos en otros formatos, y porque el consumo de la cultura es de 360 grados, pero la pregunta que yo me hago y que se hacen los que están investigando este fenómeno de la digitalización es: ¿qué va a ser de ellas? ¿Cuál será su cometido a finales de este siglo? De alguna manera, prácticamente la mayoría de ellas, lo que tienen lo están digitalizando y tu lo puedes ver las 24 horas del día, cualquier día de la semana, en cualquier parte del mundo. Esa libertad a la hora de consumir cultura y a la hora de acceder a los contenidos es maravillosa y es absolutamente revolucionaria. Entonces otra pregunta es: ¿quién irá a la biblioteca y a hacer qué? Porque si todo lo tienes en la nube y lo tienes en casa… Umberto Eco en la inauguración de la nueva biblioteca de Alejandría hizo una conferencia y ya se preguntaba en aquel momento el papel de las bibliotecas en un futuro, obviamente él apoyaba la tesis de que las bibliotecas, aunque solo fuera por ir a contemplar cómo se hacía en el pasado, de la misma manera que ahora vamos a ver los papiros a los museos, pues se convertirán en museos. Aunque su proceso sea convertirse en museos con una aproximación antropológica, puede quedar para saber cómo era nuestro pasado cultural, cómo se hacía. El papel de la biblioteca en un futuro es un interrogante hacia cómo se adapta a las necesidades sociales, que para eso están, para servir a la sociedad.
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