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Entrevista a Irene Gutiérrez, directora de ‘Hotel Nueva Isla’

“ El nuestro es un cine hecho de pequeños gestos, con unos pocos objetos que rememoran un pasado mejor”

 

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xiste un tipo de cine que te deja con la mirada pegada a la pantalla, y no precisamente por la convulsión de la acción que muestra, sino por todo lo contrario. Las acciones rutinarias son hipnóticas y están cargadas de belleza –bien lo saben y bien lo han explotado los grandes maestros-. Para captarlas así solo hay que saber dónde poner el foco. Irene Gutiérrez y Javier Labrador han sido muy intuitivos en su ópera prima y lo han puesto en el sitio correcto: un hotel situado en Cuba, el Hotel Nueva Isla, en el que vive un hombre entrañable, Jorge de los Ríos, rodeado, en soledad, de personas humildes y un perro tranquilo, Patabán.

Irene y Javier han dirigido a Jorge delante de la cámara, pero ha sido Jorge el que ha dirigido esta película detrás, pues es su historia, o mejor dicho, su cotidianeidad, son sus luces y sus sombras. El hotel en el que vive Jorge está en ruinas, sin embargo él parece estar empeñado en arreglarlo muy poco a poco… parece, pues quizá lo que intenta en realidad es destruirlo. Preguntamos a Irene Gutiérrez por esta duda y otras tantas más, pero ella prefiere que el espectador se quede con ellas, que imagine, que indague y se pregunte y saque conclusiones. Cada uno llegará a las propias, y entre tanto habrá disfrutado de la sensibilidad de cada imagen, de la verdad de cada mirada de Jorge, y de la incertidumbre de su pensamiento.


 

Farrucini: Jorge de los Ríos es el protagonista de su propia historia y de la vuestra. Has comentado en alguna ocasión que le encontraste de forma casual en la puerta del hotel que retratas, ¿os contó por qué seguía allí?

Irene Gutiérrez: No, no hablaba de eso. Pero sí nos contó que había construido una casa con sus propias manos donde se quedaron viviendo su ex mujer y sus dos hijos, en La Habana. Imagino que fue abandonado el sentido de la vida familiar, y el hotel, con los que entran y salen, con Waldo y La Flaca al principio y con Josefina después, quizás supliera eso.

F: En la película nos metemos en su microcosmos, pero no sabemos su auténtica historia, ¿nos la puedes contar?

IG: Su historia está en la caja que abre en mitad de la película y que quema al final. Fue militar de la reserva, alfabetizado, tuvo tres hijos, dos esposas… Participó dos veces en la zafra siendo muy joven. Y después escribía, y buscaba objetos perdidos en el hotel. No sabemos mucho más de él que lo que está en esa caja y lo que nos contaba entre corte y corte.

F: Jorge es un personaje parco en palabras, pero tremendamente comunicativo, ¿esa expresividad es fruto de un trabajo previo con él o es natural?

IG: Creo que es una mezcla de ambas. Jorge era un hombre muy inteligente, pero muy difícil. El tiempo con él -dos años y pico en total-, fue evidentemente la base que solidificó el rodaje, y la rutina de filmar se hizo de vivir, de compartir, hasta de ser un confidente de nuestras propias cuestiones amorosas. Jorge fue como nuestro padre en un momento difícil pero pleno de amor -entre nosotros, por la película, que era también parte de nuestra aventura-, y creo que nosotros fuimos también un poco como sus hijos. Y al final del proceso la comunicación no era solo verbal, sino que Jorge sabía muy bien lo que queríamos y no había que dirigirle apenas. Antes o después de grabar sí le daba bastantes indicaciones, pero durante no hacía falta hablar, tampoco entre Javier y yo. Creo que los tres logramos una muy buena comunicación al final del proceso con muy pocas palabras.

Hotel Nueva Isla_1

F: ¿Qué diferencias hay entre hacer una película de ‘no-ficción’ como ésta y un documental?

“Las etiquetas de ficción y documental están obsoletas y cada vez hay más mestizaje”

IG: No hay diferencia. Creo que las etiquetas de ficción y documental están obsoletas y cada vez hay más mestizaje: libretos de ficción con rodaje casi documental como el que estoy preparando ahora o, como es el caso de Hotel Nueva Isla, un documental con puesta en escena de ficción en muchos momentos. Me parece que lo interesante radica justamente en la proporción entre lo planificado -previsto, dictado, dispuesto- y lo azaroso que atraviesa lo real. En esa proporción móvil y hermosa es donde se encuentran muchas de las películas que amo.

F: Al no ser un documental propiamente dicho, imagino que habrás creado en cierto modo al personaje, si es así, dinos, ¿cuál es su filosofía de vida? Realmente piensan que poco a poco, sin prisa pero sin pausa, lograrán sus metas o simplemente ven la vida pasar?

IG: Eso se lo dejo decidir al espectador. Para mí la película se reveló justamente cuando dejé de juzgar lo que estaba viendo: qué hacía Jorge cavando, si buscaba, si quería destrozar, o estaba arreglando el hotel, o sacándole piezas para vender… Si Josefina lo amaba de verdad, etc. Creo que hacer cine no es dar respuestas, sino colocar en el buen lugar las preguntas.

F: He visto en la película una preciosa metáfora sobre la constancia y sobre dar “tiempo al tiempo”. ¿Cómo explicar esta metáfora al público impaciente?

IG: Creo que el llamado “cine lento” o como le llaman los angloparlantes “slow cinema” existe y es otra forma de narrar. En nuestro caso decidimos trabajar en planos secuencia largos para que justamente, dentro de la inmovilidad de la cámara, hubiera un tiempo de observación y navegación activa por el propio movimiento de lo que quedaba dentro del cuadro, es decir, de los personajes y su entorno que era el hotel. Por otro lado para mí Cuba tiene dos temporalidades muy distintas solapadas: el gran tiempo de ‘la Historia’ (en el caso del hotel de 1926 hasta el 2013, en el caso de Jorge su propia vida) y el tiempo de las historias, en plural (que es el del último año de vida del hotel y de Jorge). Nuestro reto era, desde el plano secuencia, cómo contar la Historia grande desde lo esencial de estas historias pequeñas, cotidianas, muchas veces reiterativas, rutinarias, del tiempo pequeño en las que se éstas insertaban.

F: Pero el cine suele tener un ritmo frenético, ¿cuál es el truco para conseguir que una película exhale tranquilidad como Hotel Nueva Isla?

“Hotel Nueva Isla es un rodaje hecho, como la propia cotidianidad de Jorge, a cincel y martillo”

IG: Porque nuestro rodaje y nuestra relación con Jorge y el resto de los personajes fue así. Con mucha paciencia, incluso ante nosotros mismos como directores noveles. Hubo muchos días donde no rodábamos nada, solo hablábamos con Jorge, fumábamos, bebíamos con él. Otras veces rodábamos cosas que no servían, y después llegaba la luz: una idea, una palabra de Jorge del día anterior, una situación nueva y reveladora con Waldo, una aparición sorpresiva como la de Josefina, una escena absolutamente tierna y real con la Flaca y Mariam como lo es cuando se le rompe la lámpara y le pide a Jorge que se la arregle y Jorge le enseña a Marian las letras, una rutina semanal como la fuga de Patabán… Es un rodaje hecho, como la propia cotidianidad de Jorge, como el propio proceso de montaje -que fue largo y muy importante- a cincel y martillo.

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F: Contradiciendo en cierto modo la pregunta anterior… en realidad parece un rodaje rápido y sencillo: apenas hay diálogos –aunque los pocos que hay dan en el clavo-, solo mostráis una localización y las acciones de los personajes son rutinarias. ¿Fue tan fácil en realidad? ¿Cuánto tiempo le dedicasteis a grabarlo?

IG: Un año. Y no, no fue fácil por todo lo que contaba anteriormente y porque con cada personaje teníamos un método de trabajo distinto.

F: La localización es maravillosa, pero parece peligrosa… ¿con qué dificultades os encontrasteis allí?

IG: Era una ruina. Pero nosotros solo pasábamos medio día allí, ellos vivían allí y, en el caso de Jorge, en la parte más alta, donde las grietas eran enormes. Ya estaba clausurada por peligrosidad.

F: ¿Por qué has evitado mostrar las despedidas?

IG: Porque es un cine que trabaja con las elipsis, lo no dicho, y las ausencias, como los propios objetos que son todo ausencias: la caja, la zapatilla, la cuchara de plata. Un cine hecho de pequeños gestos y con unos pocos objetos que rememoran a un pasado mejor.

F: ¿Qué tipo de inquilinos crees que son los ideales para este hotel, o qué inquilinos crees que podrían o elegirían vivir en él?

IG: No tengo una respuesta para esta pregunta…

F: Por cierto… ¿el hotel sigue todavía en pie? ¿Jorge de los Ríos sigue arreglando cosas poco a poco?

IG: Jorge murió cuando estábamos editando la película. Y el hotel poco después fue clausurado por encontrarse en estado de ruina…

 

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