E
n esta divertida comedia, dirigida por Andy Hamilton y Guy Jenkin, se nos presenta una familia atípica que nos hace preguntarnos si en ella son los padres los que cuidan a sus hijos o si son los niños los que de alguna forma cuidan de sus padres. Todos los personajes parecen comportarse como niños en cierto modo, desde los imaginativos hijos hasta su rebelde abuelo, pasando por los padres y tíos que casi no hacen más que discutir. Juntos nos hacen ver temas como la muerte o el divorcio desde un punto de vista inocente y sincero.
Abi (Rosamund Pike) y Doug (David Tennant), una pareja que se acaba de separar, llevan a sus hijos a visitar a su abuelo en Escocia para celebrar su 75 cumpleaños, el cual podría ser su último cumpleaños debido a sus problemas de salud, por los cuales deciden mantener oculta su separación. Lo que empieza siendo un día de celebración acaba descontrolándose y secretos de toda la familia acaban saliendo a la luz por las inocentes trastadas de los niños.
No es raro oír advertencias sobre las dificultades de trabajar con niños al hacer cine. En este caso si los niños dieron problemas en el rodaje desde luego no se percibe viendo la película. Hacen un gran trabajo y la mayor parte de las risas que se oyen en la sala las provocan ellos junto con el personaje de su abuelo, interpretado por Billy Connolly que, como siempre, aporta su carisma y buen sentido del humor a sus escenas.
El emplazamiento en Escocia aporta mucho a la cinta sin llegar a convertirse en una lista de estereotipos como ocurre con algunas comedias ubicadas allí, lo cual se agradece. Con sus planos de paisajes formados por verdes campos e increíbles playas podría funcionar como un buen reclamo para turistas, si bien se podrían sorprender después al no encontrarse con unos días tan soleados como se muestran en la película.
La trama de Nuestro último verano en Escocia se desenvuelve de una forma bastante predecible. También algunas de las tramas secundarias podrían desarrollarse más y ciertas bromas que se plantean parecen quedarse a medias sin llegar a su conclusión, pero al menos, como buen feel-good movie que es, alcanza su objetivo arrancando unas risas y haciendo pasar un rato agradable.
