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Crítica de ‘Pasolini’, de Abel Ferrara

 

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a figura de Pier Paolo Pasolini siempre ha estado marcada por la controversia. “Escandalizar es un derecho, ser escandalizado es un placer”, afirmaba con sobriedad en las entrevistas. Como pasa con todo artista marginado y transgresor, su obra está repleta de paradojas: la sencillez y la complejidad se mezclan con la realidad y la abstracción, y la fusión entre el erotismo y lo bizarro se erige como un pilar fundamental en su cine. Ya en sus primeras películas se encontraban influencias neorrealistas de las obras de Vittorio De Sica y Roberto Rossellini, y hasta se percibían aires de la poética surrealista de los trabajos de Luis Buñuel. Con el paso del tiempo esas influencias desembocaron en un género propio: lo “pasoliniano”, un estilo que bailaba entre lo existencial y lo grotesco.

Tras dirigir en 1963 el capítulo La Ricotta en la película episódica Ro.Go.Pa.G., Pasolini es condenado a cuatro años de cárcel por sus declaraciones anticlericales. En 1964 estrena El Evangelio según San Mateo y rompe con la estética de sus primeros trabajos, Accatone y Mamma Roma. A partir de entonces profundiza en sus obsesiones, miedos y creencias, que van desde su reconocido ateísmo hasta la promulgación de la ideología marxista (Pajaritos y pajarracos), pasando por la reivindicación de la homosexualidad (Teorema) y la crítica a la sociedad fascista en la que le tocó vivir (Saló o los 120 días de Sodoma). Tras el revuelo que provocó su última película, la celebérrima Saló, por la cual hasta llegó a recibir amenazas de muerte, Pasolini fue asesinado. Aunque todavía no se saben con certeza las causas reales de su muerte, lo cierto es que la historia oficial parece indicar que tan solo se trató de una terrible coincidencia: un grupo de jóvenes gamberros lo mató de una paliza en una playa de Ostia el 2 de noviembre de 1975.

Si parto de esta breve biografía es porque Abel Ferrara se exime de profundizar tanto en la obra cinematográfica del autor como en la literaria (Pasolini también era uno de los poetas italianos más reconocidos de su generación). Ferrara crea un drama biográfico que sigue de cerca los últimos días del cineasta, pero no profundiza en los conflictos interiores que marcaron su obra, sino que tan solo se limita a describir de manera superficial los proyectos que tenía previsto rodar después del estreno de Saló o los 120 días de Sodoma. Ferrara intercala imágenes representadas de las ideas originales de estos proyectos inacabados con los últimos días de vida del artista.

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Willem Dafoe está estupendo y constituye uno de los pocos aciertos de la película, junto al hecho de incluir a Ninetto Davoli – que trabajó en El Evangelio según San Mateo y Pajaritos y pajarracos– para protagonizar los sueños de proyectos inacabados de Pasolini. Por el contrario, la frialdad casi documental del biopic acaba condenándolo: Ferrara juega tanto a saltar entre realidad y ficción que al final se pierde entre tanto cambio, lo que provoca que la película se vuelva inconsistente y endeble. Lo lógico hubiese sido que Ferrara se decidiera entre rodar una ficción completa o un documental metódico sobre la historia del cineasta. Querer abarcar los dos puntos de vista en tan poco tiempo descubre las flaquezas del relato: no hay una decisión clara sobre qué se quiere contar, y eso acaba sumiendo la cinta en la mediocridad. Ni es un documental ni es una ficción.

La película de Ferrara es fría y distante, y la figura del homenajeado se torna pétrea e inaccesible para el público. La excesiva fidelidad a la realidad genera más desinterés que enganche. Representar la trágica aureola de poeta maldito que marcó la obra de Pasolini en un documental ordenado, entremezclando fragmentos de los trabajos del autor con entrevistas y declaraciones, hubiera dado un resultado mucho más interesante. Sin embargo, a Ferrara parece importarle más contar qué comió el cineasta en sus últimos días de vida que lo que representa su propia figura. Para los fervientes seguidores de su cine – entre los que me incluyo– eso nos sabe a poco. La estructura es endeble y el resultado final no aporta nada nuevo. Por tanto, es un fracaso.

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· Año: 2014
· Duración: 86 min
· País: Italia
· Director: Abel Ferrara
· Guión: Abel Ferrara
· Fotografía: Stefano Falivene
· Reparto: Willem Dafoe, Ninetto Davoli, Riccardo Scamarcio, Valerio Mastandrea, Adriana Asti, Maria de Medeiros

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