Crítica de ‘Aguas tranquilas’, de Naomi Kawase
Cuando la muerte irrumpe en el mundo de los vivos desestabiliza la armonía de la existencia. No es necesario sufrirla en la propia piel, sino que basta con que un ser querido –un amigo, un familiar– se tope con ella para que todo aquel que lo rodee se plantee la cuestión más importante de la humanidad: ¿qué toca después de morir?