Crítica de La teoría del todo de James Marsh
Todo el mundo parece dar por sentado que el Óscar a la mejor interpretación masculina tiene el nombre de Eddie Redmayne, ese actor que se ha dejado poseer por el alma e ingenio del mismísimo Stephen Hawking y ha interpretado su vida como si la hubiese ‘sufrido’ él mismo. Un aplauso. Una ovación para una interpretación físicamente incómoda… pero emocionalmente cómoda. El hecho de que todo el mundo elogie la interpretación de Redmayne impide a muchos ver dónde está la auténtica esencia de la propuesta de James Marsh. Quien lleva el auténtico peso emocional en esta película diseñada para conmover -lo consiga o no-, tiene nombre de mujer: Felicity Jones. Quizá a simple vista no veamos en ella a la auténtica Jane -la primera esposa de Hawking, madre de sus tres hijos-, como sí ocurre en el caso de su compañero de reparto, pero sí reconocemos cada uno de sus sentimientos. La teoría del todo es un reflejo de lo que Jane vivió junto a Stephen, no de lo que Stephen vivió junto a …