El baile de los panecillos, imprescindible en Nochevieja
Así se imaginó el vagabundo la Nochevieja de 1898 en un lugar de Alaska, en un hogar frío pero lleno de alma, en ‘La quimera del oro’
Así se imaginó el vagabundo la Nochevieja de 1898 en un lugar de Alaska, en un hogar frío pero lleno de alma, en ‘La quimera del oro’