Buenos Días
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¿Vamos a volver a caminar juntos de nuevo? ¿No tendrá un espejo?

 

– ¿Ya es la hora?
– ¿Me acompaña por favor?
– ¿Vamos a volver a caminar juntos de nuevo? ¿No tendrá un espejo?
– ¿Le vale con esto?
– ¿Puedo taparle los ojos?
– No voy a matar a una mujer. Tampoco voy a matar a más hombres. Esta guerra es una matanza. ¿A esto le llamáis servir a vuestro país? ¿A esto le llamáis patriotismo? Yo lo llamo asesinato.

 Fatalidad, Josef von Sternberg (1931)

Dicen que después de Angel Azul Josef von Sternberg bajó el nivel de calidad -y él pensando que hacía lo contrario-. Observen atentamente esta secuencia, fíjense en cada movimiento, cada detalle, buceen en la mirada de esta mujer y juzguen si efectivamente es así. Marlene Dietrich es simplemente hipnótica en su papel de femme fatale, entre otras cosas porque Sternberg sabía cómo sacar partido a su musa. Puede que sea esta la única escena que vale la pena de esta película, así lo pensaron los críticos de la época, que dejaron a Sternberg a la altura del betún. Quizá si Mata Hari no se hubiera estrenado el mismo año otro gallo cantaría; duelo de divas, el de la Garbo y la Dietrich, bastante curioso… y más teniendo en cuenta el odio mutuo que se profesaban -después de, según se comenta se rumorea, mantuvieran una apasionada relación-.

Elegimos esta secuencia porque, además de componer una inquietante obra de arte, es una de las mejores ejecuciones cinematográficas con las que nos hemos topado. Sí, nos hemos puesto retorcidos, y esta semana vamos a buscar los finales más impactantes.

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