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El camino de la naturaleza

El árbol de la vida - Fotograma de la película de Terrence Malick

Las monjas nos enseñaron que hay dos caminos en la vida: el camino de la naturaleza y el camino de la gracia. Debes escoger cuál seguirás. La gracia no trata de satisfacerse a sí misma. Acepta ser despreciada, olvidada, antipática. Acepta insultos e injurias. La naturaleza busca solo complacerse a sí misma. Hace que los demás también la complazcan. Le gusta imponerse a ellos. Salirse con la suya. Encuentra razones para ser infeliz cuando todo el mundo brilla a su alrededor y el amor sonríe en todas las cosas. Nos enseñaron que nadie que ame el camino de la gracia tendrá un mal final. Te seré siempre fiel. Pase lo que pase.

Terrence Malick, El árbol de la vida (2011)

Que nos lleva a la despedida…

E

n Farrucini nos hemos decantado siempre por el camino de la naturaleza, un camino que nada tiene que ver con el que propone Terrence Malick en esta cita que compartimos con vosotros de su film El árbol de la vida, quizá porque entendemos nuestro camino más por el lado salvaje de lo natural, siguiendo nuestros instintos pero siempre fieles a los mismos. El de sentir, el de pensar, el de dialogar. Con estos componentes hemos alimentado nuestro pequeño proyecto desde que nació, inspirados por «los inicios» de Luis Buñuel, la primera vez que este genial director tuvo contacto con el cine en la barraca que lleva por nombre esta web.

Pero como toda película, todo tiene un final, y el de Farrucini llegó mucho antes de lo que hubiéramos querido… Sin embargo, como ese árbol que retrató Terrence Malick en tantos y tantos planos, Farrucini ha echado raíces y ahora se alimenta solo y exclusivamente de vosotros, de vuestra pasión por el cine, la que os lleva a leernos todavía hoy.

Por nuestra parte nos quedamos con los grandes momentos que nos han regalado los directores y directoras de cine en tantas entrevistas, con todas las veces que nos hemos puesto en tesituras inesperadas para hacer una crítica, con las que hemos ido más allá para hacer análisis profundos

A partir de aquí poco podemos hacer ya. Solo observar cómo el proyecto ha crecido solo, salvaje.  Por delante ahora tenemos nuevas secuencias repletas de planos llenos de vida. Sentid cada una de ellas, exprimidlas al máximo, porque no se van a volver a repetir. Guardadlas luego en la memoria para revisitarlas cuando el cuerpo se sienta nostálgico.

Y vosotros, ¿qué camino habéis elegido?

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