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Entrevista con Joaquim Pinto, director de ‘E Agora? Lembra-me’

«La idea era que ‘E Agora? Lembra-me’ fuese una metáfora sobre una sociedad que está enferma, donde todos estamos enfermos»

 

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a dedicado su vida al cine, la mayor parte de su tiempo perfilando el sonido. Ha estado con los más grandes, sin ir más lejos el nombre de Manoel de Oliveira ha salido de sus labios en muchas ocasiones durante los últimos días… También ha tomado las riendas de sus propios documentales, retratando la cercanía, pero ha sido con ‘E Agora? Lembra-me’ cuando se ha desnudado ante el mundo.

Joaquim Pinto ha querido compartir con esta película un año que sabía se antojaba duro,  el año en el que recibió un nuevo tratamiento contra la hepatitis C en Madrid. El cineasta portugués también es portador del VIH y ha sido ahora cuando lo ha dicho públicamente. Sí, Joaquim Pinto habla de sí mismo, muestra sus sentimientos, sus sensaciones, su vida, su lírica y su sensibilidad, pero el resultado nada tiene que ver con el egocentrismo. En este viaje le ha acompañado su marido Nuno Leonel. Él también ha compartido ese año de su vida, también ha compartido su perspectiva. Juntos han creado un diario social y personal, plagado de momentos duros trufados de pura vida, de espontaneidad y de belleza.

Nosotros hemos tenido la suerte de haber hablado con Joaquim, de haber disfrutado de su cercanía y su honestidad. Sus palabras son otro regalo.


 

Farrucini: Ya han pasado varios años desde que rodaste el documental, la vida sigue… ¿cómo te encuentras ahora, mejor o peor que entonces?

Joaquim Pinto: Estoy mejor… el final del rodaje fue el final del tratamiento y todavía no sabía, no tenía la confirmación, de si había funcionado porque solo después de seis meses con los análisis te pueden decir si todo está bien. Funcionó, lo cual quiere decir que fue positivo en ese aspecto. Después de eso Nuno se vio en una situación parecida, no tan complicada, pero tenía el problema, en ese tiempo su hígado se degradó, y finalmente la semana pasada tuvo acceso a la medicación, empezó el tratamiento ahora, hace tres días.

F: A Nuno le va a tocar vivir lo que te hemos visto vivir a ti…

JP: No exactamente porque afortunadamente lo que vivimos durante el film fue la primera generación de antivirales para la hepatitis C, ahora hay nuevos medicamentos, los tratamientos son más cortos, de tres a seis meses, y los efectos secundarios son mucho más reducidos, entonces creo que va a ser bastante más tranquilo.

F: Tu hiciste el tratamiento en España… Ahora que has vuelto a hacer la promoción del documental, supongo que estarás enterado de lo que está pasando con los enfermos de hepatitis C, más recortes y restricciones, manifestaciones muy duras para pedir acceso a los tratamientos… ¿qué sensación te invade al saber esto?

«Encuentro extraño que no haya más comunicación a todos los niveles entre los dos países que forman esta península»

JP:  Digamos que cuando yo empecé el tratamiento aquí los recortes ya habían llegado a Portugal porque la situación de crisis económica llegó allí antes que a España, ya estábamos intervenidos por el FMI, por la Unión Europea… entonces no había ninguna posibilidad de hacer ni siquiera ensayos clínicos allí, por eso decidí venir aquí, y me aceptaron afortunadamente. En Portugal hasta hace dos meses no estaban dando tratamiento a nadie. Lo que pasó fue que allí las gente se movilizó, hicieron muchas acciones, y por coincidencia, un día que habían planeado una acción en la Asamblea de la República, justo la noche anterior murió un paciente a quién habían prometido después de meses que lo iban a tratar, cada més decían que el próximo mes, el próximo mes… hasta que se murió. Finalmente algo que habría pasado desapercibido en otra circunstancia, tuvo espacio en los medios, en la televisión, etcétera, y como estamos en año electoral el Gobierno decidió tratar a la gente, dijo: «vamos a empezar por los casos más complicados», y poco a poco van tratando a algunas personas. Nuno como estaba realmente necesitado del tratamiento  se lo han dado allí.

F: ¿Cuál esperas que sea la reacción del público en España teniendo en cuenta que ahora hay una especial sensibilidad social con los enfermos de hepatitis C?

JP: Para mí es un placer, es realmente fantástico que la película llegue ahora aquí, porque yo creo que… ya se estrenó en Portugal, en Francia, en Estados Unidos, y no tenía sentido que no saliese en España porque realmente es una película que habla particularmente a los portugueses y a los españoles, el film es un diálogo constante entre Portugal y España, estamos muy próximos, y no solo por el pasado común, por la lengua, por la cultura, la geografía… Encuentro extraño que no haya más comunicación a todos los niveles entre los dos países que forman esta península, ¿no? Para mí es fantástico que se estrene aquí, no sé si va a gustar, si va a tener algún peso… no lo puedo saber, pero creo que es fantástico que se vea aquí en España.

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F: Es curioso que al principio de la película, una de las primeras cosas que dejas claras es que Nuno no quiere participar, pero luego al final es él mismo el que coge la cámara y comparte también sus momentos. ¿Por qué cambió de opinión?

JP: Se podría decir que… Nuno y yo nos conocemos desde hace muchos, muchos años e incluso vivimos varios años como amigos antes de comenzar una relación más próxima, entonces yo creo que Nuno… no es fácil (sonríe). Desde mi punto de vista es una conquista constante. Yo creo que él decidió participar probablemente porque sintió que yo estaba demasiado solo haciéndolo y quizá si no lo hubiésemos hecho los dos, sería otra cosa. No sé lo que sería, pero no sería el film que existe, que en realidad es un film completamente hecho por los dos. Además cuando terminamos, cuando decidimos que no se filmaba más, cuando el tratamiento terminó, no habíamos visto el material. Durante ese año de rodaje guardábamos las cosas y no veíamos lo que estábamos haciendo. Lo vimos organizado después de terminar la filmación, y fue extraño porque en mi memoria yo pensaba que había sido un año de repeticiones, me di cuenta cuando vi el material que en realidad no, que a partir de determinado momento estaba demasiado frágil para salir y que era más él el que me traía su visión, sus imágenes, yo cada vez estaba más cerrado en la casa, pero yo creo que, por lo menos yo, -Nuno no, él probablemente por estar más lúcido que yo tenía una percepción más clara de las cosas-, solo asumí la idea de que teníamos un film cuando vi el material, no cuando lo estaba haciendo.

F: Imagino que te llevarías algunas sorpresas cuando viste lo que había…

JP: ¡Muchas sorpresas! (risas). Había momentos de los que no tenía ni idea, incluso momentos que él había filmado conmigo pero que no recordaba.

F: Cuando tomaste la decisión de compartir ese año con el público, ¿cuál era el plan inicial? ¿Querías dejarte llevar o enfocarlo de una forma concreta?

JP: Al inicio una de las cosas que yo había pensado antes de empezar el rodaje fue que sería interesante, además de seguir el año de tratamiento, tener entrevistas con investigadores, con médicos, con gente de organizaciones… porque mi intención era realmente hacer algo casi de intervención política, un poco con la idea de conseguir que alguien diese la cara ante esta situación. Es curioso… ahora con estos movimientos recientes hay gente que sale en tele diciendo “yo tengo hepatitis C”, pero en la época del rodaje la gente no se mostraba, era todo muy impersonal en ese sentido. Yo pensaba que tenía alguna responsabilidad por mi parte de hacer algo. Así que la idea inicial era más de intervención política. Habíamos hecho antes de empezar a grabar el año de tratamiento, varias entrevistas, pero nada de eso entró en el film, todo se quedó fuera. Rápidamente cuando empecé el tratamiento, como me quedé mucho más frágil, entendí que no era posible continuar con eso, que no podría salir de casa para hacer entrevistas y todo eso, entonces abandonamos esa idea inicial. Pero me sirvió todo ese diálogo -que no fue solo un diálogo de entrevistas grabadas, también tuve por ejemplo correspondencia con gente que investiga-, todo eso fue importante para construir el film.

F: Llevas conviviendo con el virus muchísimos años e imagino que el que muestras no era tampoco tu primer tratamiento… Entonces, ¿por qué decides hacer el documental en ese momento de tu vida y no antes?

«Solo asumí la idea de que teníamos un film cuando vi el material, no cuando lo estaba haciendo»

JP: Hay varios motivos, pero uno de ellos es que yo ya había hecho dos tentativas de tratamiento de la hepatitis C, la primera fue cuando se empezó a utilizar el interferón y la ribavirina como ensayo clínico. Estaba en las Azores, en el inicio de nuestra vida en las Azores, había firmado un acuerdo con los laboratorios de participación en el ensayo clínico y no se sabía muy bien lo que iba a pasar, pero como tenía el compromiso de hacerlo durante un año, lo hice. Fue un año… para olvidar en mi vida. Yo sabía que no sería fácil. Cuando tuve la oportunidad de hacerlo aquí, yo no sabía cuál sería el final, sabía que sería un momento difícil, pero que al mismo tiempo sería una oportunidad para enfocar muchas cuestiones no solo ligadas a la enfermedad, también al estado del mundo, etcétera. Le dije a Nuno que me gustaría hacerlo y empecé a investigar, estuve casi un año y medio o dos años esperando para poder participar en ese ensayo clínico y durante ese tiempo estuve organizando la información, contactando con gente con la idea de hacer algo, de seguirlo como un registro filmado.

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F: También llevas muchísimo, desde los años setenta, dedicado al cine… Me gustaría preguntarte cómo ha evolucionado durante todo ese tiempo, especialmente en este entorno laboral, la aceptación por parte de los compañeros de las personas afectadas por el VIH. ¿Hay más apoyo que antes?

JP: (Suspira) En realidad cuando yo descubrí que era seropositivo, en ese momento ya estaba con sida, fue en el momento en el que surgen los tratamientos eficaces, fue cuestión de meses. Yo tenía varios amigos que estaban en una situación parecida y que se murieron. Yo tuve la suerte de que me aceptasen en un ensayo clínico con los primeros medicamentos… Era una situación, a mi ver, muy injusta, porque eran ensayos en los que a una parte le daban los medicamentos y a otra parte le daban placebos. Mucha de la gente que participó en ese estudio se quedó porque recibían pastillas de azúcar. Yo tuve la suerte de que por lo menos me estaba tomando medicamentos y poco a poco me recuperé. Pero en aquellos años solo la gente más próxima sabía que yo era seropositivo. Había rumores… y yo tuve que parar durante un periodo largo de trabajar porque no tenía fuerzas. Rápidamente la gente se dividió: amigos que se quedaban y gente que se fue, que no lo aceptaba. Pero asumirlo públicamente lo he hecho con este film, antes solo la gente más próxima sabía detalles de mi vida. Yo creo que hoy día, quizá, la situación de discriminación no es tan grave como fue antes, pero creo que continúa existiendo. Yo conozco algunas personas que trabajan en cine que son seropositivas y ninguno lo dice, lo guardan para sí. ¿Por qué? Probablemente porque piensan que quizá pueda haber una reacción negativa, etcétera. En Portugal la mayoría de las personas con VIH no lo asume públicamente, porque en los últimos años hubo varios casos de gente que fue despedida y normalmente cuando van al Tribunal, la justicia, que es muy conservadora, da razón a los patrones, en casi todos los casos dicen que hay razón para que los despidan. La situación de discriminación continúa, quizá es más fácil para la gente que tiene hepatitis C, decir “yo tengo hepatitis C”, que decir “tengo sida”… Antes de empezar con los tratamientos estuve hablando con una médica que es amiga mía que trabaja en una organización que da apoyo a gente seropositiva, ella me dijo: “si vas a hacer un film sobre esto forzosamente tendrás que hablar de cuestiones incómodas como sexo, drogas y todo eso», son cuestiones incómodas para la mayoría de las personas.

F: Ser portador del VIH y hepatitis C conlleva tener que renunciar a muchas cosas, pero me gustaría que nos dijeses, de todo lo que has conseguido hacer a pesar de tener que convivir con la enfermedad, de entre todos tus logros ¿de cuál estás más orgulloso?

JP: Yo creo que, cuando hicimos este film la idea no era que fuese un film específicamente sobre un tratamiento, un medicamento, etcétera, era que este film pudiera ser algo más abierto, que propusiese cuestiones, casi como metáforas sobre una sociedad que está enferma, donde todos estamos enfermos. Es un caso particular pero que se puede abrir a cuestiones más generales. También lo hicimos con la idea de que no fuese un film que se quedase en ese momento temporal específico… el film lo terminamos en 2013, y hoy día continúa actual, esa era un poco la intención, que no se cerrase a ese momento. Así que cuando me preguntas de qué tengo más orgullo… podría decir que, bueno, yo nunca pensé en realizar películas como una profesión,  Nuno y yo hemos hecho las cosas que nos ha parecido que para nosotros podrían significar algo, y trabajamos en cosas muy distintas. Yo creo que de lo que más orgulloso me siento es de haber logrado ser capaz de trabajar en equipo, de hacer un proyecto, que puede ser un film o puede ser algo que se cultive, o que puede ser cuidar de alguien… Hacerlo no como una cosa individual, sino como una cosa compartida. Lograr hacer algo con alguien que me gusta. Yo creo que no es muy fácil, no hay muchos casos así. Es lo que más orgullo me da, haber pasado de una fase de mi vida dónde bien o mal, me sentía solo, a una fase en la que me siento en comunión.

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