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Entrevista a Alejo Flah, director de ‘Sexo fácil, películas tristes’

«De una crisis creativa se sale escribiendo. Aunque te parezca una mierda escribe, hay que familiarizarse con la mierda propia»

 

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e nos avisa desde el principio que esta será una historia de amor con final feliz, reconfortante, cómoda. Una comedia romántica de manual. Se nos explican con mimo los pasos que darán los personajes antes de llegar a ese punto de absoluto bienestar, ese que a todos nos gustaría mantener eternamente. El guionista Alejo Flah propone una metaficción para estrenarse en la dirección de largometrajes,  el concepto de la película se mueve en un terreno que conoce bien: en Sexo fácil, películas tristes vamos a acompañar a un escritor, interpretado por Ernesto Alterio, en pleno proceso creativo, o en un intento de… El protagonista de esta película tiene problemas para escribir su guión y tampoco pasa por un buen momento personal. Mientras intenta reconstruir su vida construye la de sus propios personajes a quienes prestan cuerpo, voz y sentimiento Quim Gutiérrez y Marta Etura.

Lo que el espectador ve en pantalla, en definitiva, son dos historias de amor y desamor, sencillas y eficaces. Alejo Flah ha aplicado bien las fórmulas de la comedia romántica, en el guión, el rodaje y el montaje, y el resultado es interesante, su ficción y su metaficción fluyen, hay armonía entre ellas. Queda probado pues que él no ha pasado por la sequía creativa por la que hace pasar a su protagonista… ¿o sí? Suerte que hemos podido hablar directamente con él para preguntárselo.


 

Farrucini: Voy a comenzar con una pregunta sencilla… Defíneme sequía creativa.

Alejo Flah: ¿Sequía creativa? (risas) Bueno, cualquier sequía es un drama y supongo que la creativa también, que uno no encuentra materiales para generar ficción. A veces el problema está más en la realidad y en la propia vida cotidiana que en esa ficción que hay que construir.

F: ¿Tiene que ver pues con crisis existencial?

AF: Pues supongo… no sé. Afortunadamente no la he vivido así que espero no vivirla nunca (risas).

F: Te quería preguntar cómo salir de una crisis existencial pero mejor no porque podemos entrar en un jardín bien frondoso…

AF: Sí, y encima soy argentino y te empezaría a hablar de psicología y esas cosas (risas).

F: Tampoco estaría mal… Pero sí me podrás dar alguna pista de cómo salir de una crisis creativa.

AF: De una crisis creativa se sale escribiendo. Aunque te parezca una mierda escribe, escribe mierda. Hay que familiarizarse con la mierda propia.

F: Sexo fácil, películas tristes es el primer guión de largometraje propio que diriges, ¿no te había apetecido hacerlo antes? Siempre está la cosa esa del guionista que escribe imaginándose la película montada en su cabeza para que luego el director haga justo lo contrario…

AF: Claro… No, pero yo disfruto mucho siendo guionista y trabajando con otros directores, pero bueno este guión consideré que era mejor que lo dirigiera yo.

F: ¿Por algún motivo en especial?

AF: Lo sentí más cercano digamos y sentía que esta era la película que llevaba tiempo buscando para dirigir.

F: Por cierto, todo un detallazo haber utilizado la tipología Courier -la implantada en los guiones- hasta para los títulos de crédito…

AF: Sí, sí… (risas) era para mantener esa uniformidad.

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F: Es casi como que podemos verte a ti en la película… el protagonista, guionista también, se intuye como tu alter ego.

AF: Bueno, salió de forma natural que fuese un guionista, pero no lo es todo… luego también hay distintas profesiones, a mí me gustan las películas donde los personajes trabajan, ¿no? Hay películas en las que uno no sabe cómo se gana la vida esa gente, me interesa mostrar eso.

F: Si se puede decir, ¿qué porcentaje hay de ti en el film?

AF: 38, 76 por ciento (vacila).

F: (Risas) ¿Y el resto?

AF: El resto es la vida de mis amigos.

F: ¿Algún mensaje cifrado para alguno de ellos en especial?

AF: No, no, es una mezcla de todo…

F: ¿Cuál es el mensaje de Sexo fácil, películas tristes y a quién va dirigido? ¿Quieres simplemente mostrar el trabajo de un guionista o también la intención es explorar en los sentimientos y demás de los personajes que él crea?

«La ficción es como una gran planta de reciclaje, uno coge cosas que tenía y las transforma en otra cosa»

AF: Yo creo que la película no es un documental sobre la vida de un guionista, es una película que busca emocionar y en todo caso reflexionar sobre el amor y el amor en sus distintas variantes.

F: ¿Y a qué conclusión debemos llegar pues?

AF: Yo planteo las preguntas, las respuestas le toca al espectador responderlas.

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F: Hay varios momentos en la película en los que el protagonista dice cosas que me gustaría saber si compartes con él… La primera cuando dice aquello de «prefiero que las películas no sean como la vida», refiriéndose a que es mejor mostrar lo bonito, que lo feo ya lo tenemos en el día a día.

AF: Pues a veces sí y a veces no… Hay veces que digo que afortunadamente está el cine para mostrar otras facetas y que sea como una huída de la vida cotidiana, y otras digo que por suerte la vida sigue y hay nuevas oportunidades y revanchas y no es tan fatídico… tiene otros caminos también la vida.

F: ¿Pero realmente es posible hacer una película sin mostrar también la parte fea de nuestra existencia?

AF: Sí… las películas no son la vida y son la vida al mismo tiempo. Esa es la contradicción, que la ficción necesita agarrarse a la realidad para construirse, pero maneja distintos materiales que la realidad también.

F: En otro momento de la película el personaje dice algo así como: «este es el primer guión que he conseguido terminar». ¿Cuántos guiones has empezado a escribir tú que no has terminado?

AF: Bueno muchos… Tampoco es que no se terminen, a veces se transforman en algo distinto. La ficción es, digamos, una gran planta de reciclaje, uno coge cosas que tenía y las transforma en otra cosa y demás. Lo que pasa es que lo que quería era mostrar eso, un personaje al que le está costando producir cosas en su propia vida.

F: Leí que cuando llegaste aquí a España escribías tus primeros guiones en un locutorio porque no tenías ordenador…

AF: Claro, no tenía ordenador y no tenía dinero para comprarlo, entonces escribí ahí, si uno quiere escribir puede escribir en cualquier lado, las trabas y demás son justificaciones para no hacerlo… Yo no tengo el sitio ideal, lo importante es sentarse y  escribir y en ese momento me tocó hacerlo en locutorios y lo hacía y por suerte me acostumbré en ese momento a escribir en cualquier lugar aunque haya ruido y demás y no me importa.

F: ¿Pero los ruidos no llegan a perjudicar, o sino perjudicar sí influir, en lo que uno escribe? Eso le pasa al protagonista de la película sin ir más lejos, en el momento en el que intenta escribir y su pareja está tocando el piano…

AF: Eso depende de cómo esté uno. Creo que en el caso del personaje de Ernesto Alterio que le molesta el hecho del piano, no es el piano en sí, lo que le molesta en realidad es esa presencia de esa mujer, y lo que le molesta es que él no es capaz de escribir algo que le guste. El piano es una excusa, si uno quiere escribir puede escribir en el estadio del Atlético de Madrid, no hay limitaciones en ese sentido.

F: ¿Cómo vivías esos momentos en los que no tenías ni ordenador para escribir?¿No te invadía la incertidumbre?

AF: Era muy joven, tenía 22 años, en ese momento la incertidumbre forma parte de la vida… después también… Trabajando en esta profesión uno no tiene algo muy cierto, ¿no? Pero en ese momento no era dramático para nada. Yo lo que quería era escribir, surgió esa posibilidad y bueno, la aproveché.

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