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El cine nos hace sentir

 

Efectivamente, el cine, como la música, como cualquier arte, provoca en nosotros algo incontrolable, te consideres amante incondicional del séptimo arte, un simple aficionado o un pasota. Pero no solo se queda ahí, el cine además tiene un poder sanador. El equipo de psicólogas de Mientras Creces nos lo explican estupendamente. Cristina Castaño y Nuria Espinosa han constatado la eficacia de las ‘terapias cinéfilas’.


 

«Ningún arte traspasa nuestra conciencia de la misma manera que lo hace el cine, tocando directamente nuestra emociones, profundizando en los oscuros habitáculos de nuestras almas»

Ingmar Bergman

L

os psicólogos nos valemos de distintas técnicas, y contamos con numerosos recursos y medios para ayudar a que las personas alcancen su bienestar. Una de estas herramientas es el visionado de películas de distinta temática y/o contenido. Al igual que otras artes, como la música o la literatura, el cine nos puede hace reír, llorar, entristecernos, ilusionarnos, enamorarnos, en definitiva emocionarnos; pero el cine también nos hace pensar, debatir o reflexionar. En definitiva, nos mueve por dentro y eso puede resultar muy positivo, ya que nos pone en contacto con nuestros propios sentimientos y pensamientos, y todo gracias a vernos reflejados en las vidas de los personajes de las películas.

El cine nos permite vivir distintas vidas y experimentar distintos sentimientos a través de las historias que se cuentan y de los personajes que aparecen en las películas. A través del cine las personas podemos ver tras los ojos del otro y sentir como sentiría esa otra persona. Empatizar es mucho más fácil en la ficción. Proyectar nuestras emociones y sentimientos sobre uno de los personajes de la pantalla puede hacer que tomemos distancia sobre nuestros propios procesos mentales y emocionales, resultando más fácil analizar y enfrentarnos a esas cosas que nos están haciendo daño si somos capaces de ponerlas fuera, y así confrontar la realidad con nuestra vivencia de los acontecimientos.

CINEMA-PARADISO

En las historias que nos cuentan las películas podemos ver cómo los personajes se enfrentan a distintas circunstancias de todo tipo, vemos cómo éstas les afectan y cómo sufren las consecuencias, pero también podemos aprender cómo se resuelven según qué conflictos, o los distintos puntos de vista de una misma historia.

En muchas ocasiones una persona puede verse reflejada en el personaje de la película, puesto que siente lo mismo o cosas parecidas a las que siente el personaje. Y esto puede ayudarle a reflexionar acerca de su problema y verlo desde otra perspectiva, y quizá a buscar alternativas que mejoren su situación.

A veces el cine consigue lo que no consiguen largas explicaciones, pone fácilmente en perspectiva a la persona de lo que puede sentir alguien con una determinada problemática e incluso puede enseñar valores. Como psicólogos nos podemos ayudar y mucho de una herramienta tan valiosa como es el cine para movilizar a las personas que vienen a consulta, hacerles sentir y pensar.

Sin emociones, y todo lo que éstas desencadenan, es imposible lograr nada, solo desde ese plano emocional podemos entender el mundo en su totalidad. A través del cine se nos abren muchas ventanas para sentir y experimentar emociones.

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