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Crítica de ‘La lección’, de Kristina Grozeva y Petar Valchanov

 

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o sé cómo describir la sensación que me invade al constatar que ciertas costumbres feas que uno asocia a su patria, a sus gentes y a su mala fama se pueden extrapolar a cualquier otra parte del mundo, véase Bulgaria por ejemplo. No es el consuelo del mal de muchos, es lástima por la especie humana, esa que a veces defiendo con uñas y dientes y otras veces deseo extinguir con una bomba nuclear. Decía Bulgaría porque desde allí nos envían esta dosis de realidad, su ópera prima, Kristina Grozeva y Petar Valchanov.

La lección tiene tanto a nivel técnico como artístico secuencias casi calcadas a las que estamos acostumbrados a ver en las películas de los hermanos Dardenne, el argumento tampoco se aleja del estilo de los franceses pues la intención de Grozeva y Valchanov es sacar a relucir las miserias de la sociedad y mostrar cómo esta empuja a los seres más bondadosos a cometer actos más que cuestionables con el fin de mantener un estilo de vida mínimamente digno o simplemente de mantener la dignidad. Os suena, ¿verdad? Que parezca tener el sello de los Dardenne no es en absoluto negativo, es de hecho un halago.

Hay películas que ayudan a reconciliarte con esta especie de la que vengo hablando y otras que generan odio y vergüenza -odio y vergüenza propia que no ajena-, La lección es del segundo tipo, pero aunque deje ese sabor amargo merece la pena verla… merece la pena ver la evolución de un ser de moral impecable, de una profesora que intenta inculcar unos valores honrados a sus alumnos, hasta la derrota… hasta la aceptación de que hay personas que no tienen remedio y que si esas personas son precisamente las que te rodean cada día, tienes muchas posibilidades de caer en su pozo.

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La protagonista de esta historia se encuentra en una encrucijada que parece no tener fin, se siente sola –y en gran medida lo está-, a la hora de resolver los problemas que han provocado otros, problemas que si se quedan sin solventar la pueden afectar directamente. Ahora bien, en el laberinto en el que se ve obligada a entrar siempre hay una puerta de salida bien visible, una puerta fácil de abrir si es capaz de tragarse el orgullo. Ella elige… Elige salir sola del atolladero, pero con la cabeza bien alta, y al final lo único que consigue es ser víctima de la hipocresía de la que intenta huir. En el camino se va a encontrar con la realidad de los bajos fondos, la que mueve el mundo, la realidad de los ineptos, de los vagos, de los mafiosos y de la absurda burocracia. Así, lo que comienza siendo una lección –un intento-, acaba siendo una hostia en la boca y por poco no es una patada en el culo de esas que te rompen el coxis.

El de esta profesora es un personaje contenido y complicado, mantiene un diálogo interior muy intenso y jamás lo exterioriza, no explota, mantiene la compostura incluso ante las personas más irritables y que más irritan; tenemos pues, como espectadores, que ser capaces de leer sus gestos. La actriz Margita Gosheva por suerte lo pone fácil. Nos cuesta entender a esta mujer como nos cuesta entendernos a nosotros mismos, por eso esta historia aparentemente simple y fría puede dejar poso, porque nos obliga a ver lo que no queremos ver, porque muestra la conducta humana tal y como es: repleta de contradicciones.

Quizá la auténtica lección que podemos aprender es, además de la de no esperar nada de nuestros semejantes –una lección bastante triste-, es la de dejar de justificar nuestros actos más reprochables y asumir simplemente las posibles consecuencias.

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La lección
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· Año: 2014
· Duración: 107 min
· País: Bulgaria
· Director: Kristina Grozeva, Petar Valchanov
. Guión: Kristina Grozeva, Petar Valchanov
· Fotografía: Krum Rodriguez
· Reparto: Margita Gosheva, Ivan Burnev, Ivanka Bratoeva, Ivan Savov, Deya Todorova, Stefan Denolyubov

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