Óscar, Sentir
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Crítica de El gran hotel Budapest de Wes Anderson

 

No es por ir a contracorriente -creo-, pero soy de las que dicen que cuando la obra de un director americano es buena, parece europea. El cine europeo tiene otro color y una calidad que no se mide en millones de dólares… ni de euros. Como el cine de Wes Anderson. Es muy particular, demasiado mimado para proceder de una industria como la de Hollywood -allí el cine de autor es una rareza-.

Todo tiene su explicación: Wes Anderson siempre ha mirado hacia este continente para buscar inspiración, muy especialmente en el cine francés, en París, y lo ha hecho también para construir, en parte, el concepto de su ‘gran hotel’. Fue allí donde descubrió los textos en los que basa esta historia, pero hay que aclarar que no son de un parisino sino de un vienés: Stefan Zweig. Para rodarlo se alejó de Francia, pero se quedó en Europa, en algún que otro bonito pueblo de la Alemania Oriental y en un estudio de Berlín en el que plantó su maqueta rosa de arquitectura Art Nouveau de casi tres metros de altura -casi, casi para entrar a vivir-. Para resaltar aún más el ambientillo característico del Viejo Continente tomó prestados diferentes elementos de Karlovy Vary, Viena, Praga y Budapest y creó la República de Zubrowka, pero ni un solo fotograma está rodado en esos lugares. Se entiende pues por qué se dice que El gran hotel Budapest es «la película más europea de Wes Anderson», es su particular homenaje a la Europa de entreguerras.

Fiel a su estilo, Wes Anderson tampoco quiere disimular la parafernalia en su última obra y evidencia sus maquetas sobre lienzos exquisitos. Así consigue ese peculiar resultado visual que remata con un montaje y una composición de encuadres milimétricamente pensados, tanto que se podría decir que la película es un story board en sí misma, un cómic meticulosamente dibujado, repleto de chistes gráficos, en el que se cuida hasta el más mínimo detalle. Cómic o… casa de muñecas. Mientras la veía hubo momentos en los que -sí llamadme rara-, me imaginé cogiendo a los personajes con una mano divina y jugando con ellos en diferentes estancias.

El gran hotel Budapest_1

Hay que conectar con el mundo Anderson para poder entenderlo. Hay que dejarse llevar y reírse de esta meditada extravagancia. Su cine es barroco en la forma pero sencillo en el fondo, como lo son sus protagonistas. En el caso de El gran hotel Budapest, su conserje, Monsieur Gustave H. (Ralph Fiennes), además de estrambótico, es un gentleman coqueto, sofisticado, detallista y un buen amante que, por cierto, siempre huele bien. Pero su diálogo interior es sencillo. Con personajes así la historia fluye por sí sola. Cada miembro del extenso elenco de esta película hace bien lo que le toca, tiene bien claro su objetivo. Ya solo por eso merece la pena meterse en esta historia.

Cuando uno arriesga tanto como Wes Anderson, en cuanto a puesta en escena se refiere, suele ocurrir que las interpretaciones quedan en un segundo plano, impacta más la floritura que el mensaje o lo que el actor pueda transmitir. No ocurre así en las películas de este director. Lo que presenta es un pack completo. Los actores se mueven en cada una de las viñetas creadas por el cineasta con una coreografía excelentemente estudiada. Milagrosamente resulta natural. Es un buen trabajo actoral, de eso no hay duda… Pero esos mismos actores, a pesar de su talento, posiblemente no sacarían semejante expresividad si no estuvieran bajo la dirección de alguien como Wes Anderson. Él sabe bien cómo exprimir las miradas.

Para ejemplificar, tres momentos: uno, una de las primeras secuencias, en las que el veterano escritor de la historia que a continuación se va a contar (Tom Wilkinson), intenta relatar sus memorias mirando a cámara. Su nieto le interrumpe en más de una ocasión y éste también termina por clavar sus ojos en el objetivo. Sólo una mirada, nada más, es suficiente para que el espectador suelte su primera carcajada. Los otros dos momentos, dos presentaciones estilo humor ‘british‘: la del personaje de Edward Norton y la del personaje de Willem Dafoe. Dos portentos. Auténticas caricaturas, las más logradas, radicalmente opuestas. Ninguno de estos tres momentos son los más trascendentales –no voy a quitar mérito a los dos protagonistas-, pero intuyo que la pretensión de Anderson es marcar ahí la clave de humor absurdo y contradictorio que sin embargo -por poner solo una pega-, no está al mismo nivel en toda la película. Llegados a un punto del metraje flojean los chistes visuales de los que tan fan soy, pero eso se puede superar…

 

el gran hotel budapest_posterEl gran hotel Budapest

· Año: 2014
· Duración:99 min
· País: Estados Unidos
· Director: Wes Anderson
· Guión: Wes Anderson, Hugo Guinness
· Fotografía: Robert D. Yeoman
· Reparto: Ralph Fiennes, Tony Revolori, Saoirse Ronan, Edward Norton, Jeff Goldblum, Jude Law, Willem Dafoe, F. Murray Abraham, Adrien Brody, Tilda Swinton, Harvey Keitel, Mathieu Amalric, Jason Schwartzman, Tom Wilkinson, Larry Pine, Bill Murray, Léa Seydoux, Owen Wilson, Giselda Volodi, Florian Lukas, Karl Markovics, Wallace Wolodarsky, Bob Balaban, Volker Michalowski, Fisher Stevens, Waris Ahluwalia

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