Buenos Días
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¿Cómo que si estoy bebido? ¡No me importa lo que diga ningún juez del Corpus Christi!

Este es el momento que estaba esperando Srta Fellowes. Debe de ser mi estimado, aunque no por mí, empleador. Ahora les voy a demostrar cómo la integridad moral lleva una situación casi irresoluble a una conclusión triunfante.

El reverendo T. Lawrence Shannon al habla. — ¡Ah! Sr. Blake, cómo está usted? Muy amable por su parte llamar. Me encantaría que estuviese usted aquí con nosotros. El aire es como vino de primavera aquí en esta época del año. — ¿Cómo que si estoy bebido? Usted me conoce bien, Sr. Blake. — No me importa lo que diga ningún juez del Corpus Christi. Usted sabe, y yo sé, que soy un ministro de la palabra del señor regularmente ordenado. — Espere un momento, gran y gordo cero a la izquierda, deje que le diga algo: un guía de turismo es como el capitán de un barco. Una vez que el autobús deja la estación, está al mando absoluto, y le aseguro que Shannon lleva un bus trillado. Lo he llevado a través de costas mortales y los peligros de la profundidad, figuradamente hablando por supuesto. Y sigo al mando, tengo aquí en mi bolsillo el símbolo de mi mando, aquí mismo en mi bolsillo. No puede despedir a un hombre que tiene el cabezal de distribución. Shannon puede despidir a Blake’s Tours, pero Blake’s Tours no puede despedir a Shannon. Este tour va a finalizar en paz y unidad. Shannon saldrá triunfante.

La noche de la iguana, de John Huston (1964)

Film carnal que tiene como protagonista a un representante de lo divino en plena crisis existencial, que no necesariamente de fe. Como de costumbre una provocación, una provocación basada en el intenso texto de Tennesse Williams en el que humaniza los tabúes y perdona los pecados. Quizá no todo el mundo comparta esta apreciación, pero es una bonita forma de entenderlo…

John Huston se propuso trasladar a los personajes de aquella obra a su lugar, a un lugar virgen en el que los inmorales pueden ejercer su inmoralidad sin el más mínimo pudor, en el que erotismo y exotismo van de la mano y el alcohol siempre incrustado en el cuerpo. No, no es Sodoma y Gomorra, es algo más sútil y cercano de lo que se puedan imaginar.

Durante el rodaje Richard Burton, desayunaba cerveza -tampoco era una gran novedad para los presentes entonces-. Su alcoholismo le vino al pelo para interpretar al padre Shannon. Esto, unido al clima sofocante del paraíso mexicano en el que fue filmada y al resto del elenco elegido por John Huston -explosivo elenco, literalmente-, con Ava Gardner y Deborah Kerr como auténticas y opuestas cabezas pensantes, hacen de La noche de la iguana una película redonda, de las que casi se pueden tocar, oler, y sin duda sentir. Pero de nada sirvió a Huston su atrevimiento en el Hollywood puritano. Cuatro nominaciones a los premios Oscar y ninguna a un premio gordo… Triunfaron películas tan maravillosas como correctas, véase My Fair Lady o Mary Poppins. Ningún guiño para el animal más bello, Ava Gardner -que sí fue premiada en San Sebastián-, más sensual, más pura y sencilla que nunca. Su cuerpo descarga feronomas en cada plano, es casi imposible no enamorarse de ella tenga o no un Óscar por este papel.

(Por cierto que.. no podemos hablar de La noche de la iguana sin compartir su secuencia inicial: maravilloso sermón del padre Shannon)

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